Por: Maximiliano Catalisano
En muchas escuelas, el espacio de la biblioteca suele ser un rincón silencioso que pasa desapercibido. Sin embargo, quienes conocen el trabajo diario del bibliotecario escolar saben que ahí se construye mucho más que un archivo de libros.
Se genera un ambiente que estimula la curiosidad, acompaña los proyectos pedagógicos y conecta a los estudiantes con la cultura escrita, digital y audiovisual. Redescubrir el valor del bibliotecario es también redescubrir una parte esencial de la vida escolar.
El bibliotecario no es solo quien organiza materiales o recomienda lecturas. Es quien conoce los intereses de los alumnos, quien colabora con los docentes en la preparación de recursos, quien transforma la biblioteca en un espacio activo de aprendizaje. Su mirada puede enriquecer cualquier área, desde ciencias hasta arte, proponiendo textos, videos o recursos digitales que se complementan con las propuestas del aula.
Además, el bibliotecario tiene un rol clave en el desarrollo de la comprensión lectora, la alfabetización informacional y el pensamiento crítico. En un mundo saturado de datos, enseñar a buscar, seleccionar y validar la información es tan importante como enseñar a leer o escribir. Por eso, muchas veces su tarea se vincula también con la tecnología: plataformas, bases de datos, e-books y proyectos digitales también forman parte de su día a día.
No se trata solo de custodiar libros, sino de facilitar el acceso al conocimiento y acompañar a cada estudiante en su forma de aprender. También de mantener viva la curiosidad, incentivar la lectura por placer y ser un referente accesible para quienes buscan respuestas, desde una tarea hasta una inquietud personal.
Integrar al bibliotecario en la planificación institucional, contar con su mirada en reuniones de equipo y abrirle espacio para proyectos propios es una forma concreta de fortalecer el trabajo escolar. Porque cuando se lo incluye como parte activa de la comunidad educativa, los beneficios se multiplican: no solo mejora el acceso a la información, sino también la calidad de los aprendizajes y el entusiasmo por conocer más allá de lo obligatorio.