Por: Prof. Marta Bonserio

El diagnóstico áulico permite al docente conocer la realidad del grupo de estudiantes y tomar decisiones pedagógicas más precisas. No se trata de una evaluación tradicional, sino de un análisis integral que abarca los conocimientos previos, las habilidades, los intereses y las condiciones socioemocionales que influyen en el aprendizaje. A partir de esta información, se pueden diseñar estrategias que favorezcan un proceso de enseñanza más significativo y ajustado a las necesidades del aula.

Teniendo en cuenta el concepto que aborda Ricard Marí Mollá (2001) el diagnóstico pedagógico no debe verse como una acción unilateral y terminal por parte del docente, sino como una práctica que va a guiar su enseñanza, en función de la información obtenida sobre los aprendizajes que poseen los estudiantes y las situaciones que se dan en torno de lo que pueden seguir adquiriendo. (Castillo S. y Cabrerizo J, 2005).  

Para realizar un diagnóstico efectivo, es importante considerar distintos aspectos. En primer lugar, es fundamental identificar los conocimientos previos con los que cuentan los estudiantes en relación con los contenidos a trabajar. Esto permite partir de una base realista y evitar tanto la sobrecarga como la repetición innecesaria de información. También es clave observar las habilidades y competencias del grupo, como la capacidad de comprensión lectora, el pensamiento crítico o la resolución de problemas, ya que estas impactan directamente en la forma en que los estudiantes procesan nuevos aprendizajes.

Además, conocer los intereses y motivaciones de los estudiantes ayuda a diseñar propuestas que despierten su curiosidad y compromiso. Un aprendizaje significativo se construye cuando el contenido tiene sentido para quien aprende. Por otro lado, es necesario atender los factores socioemocionales y grupales, como las dinámicas de convivencia, la autoestima o la confianza en el aula, ya que influyen en la participación y el rendimiento académico. Finalmente, no puede dejarse de lado el contexto externo: las condiciones de acceso a materiales, el apoyo familiar y las particularidades socioculturales que pueden incidir en el proceso educativo.

Para llevar adelante este diagnóstico, existen diversas herramientas. La observación del aula es una de las más valiosas, ya que permite identificar actitudes, niveles de participación y relaciones entre pares en situaciones reales. También es útil realizar conversaciones individuales o grupales para conocer las experiencias y expectativas de los estudiantes. El análisis de producciones previas, como trabajos escritos o actividades anteriores, brinda información sobre su nivel de desarrollo en distintas áreas. Otra estrategia complementaria es el uso de encuestas o cuestionarios, que pueden incluir preguntas sobre sus intereses, dificultades y percepciones sobre el aprendizaje. En algunos casos, se pueden aplicar pruebas diagnósticas específicas que permitan evaluar conocimientos o habilidades puntuales.

“El fin del diagnóstico educativo no es atender las deficiencias de los sujetos y su recuperación, sino una consideración nueva que podemos llamar pedagógica: proponer sugerencias e intervenciones perfectivas, bien sobre situaciones deficitarias para su corrección o recuperación, o sobre situaciones no deficitarias para su potenciación, desarrollo o prevención.” (Castillo S. y Cabrerizo J, 2005)

Toda la información recopilada en este proceso debe ser utilizada para orientar la planificación docente. Un diagnóstico bien realizado no solo ayuda a establecer objetivos de enseñanza acordes a la realidad del aula, sino que también permite diseñar estrategias diferenciadas que atiendan la diversidad del grupo. Además, este análisis no debe ser visto como una instancia única, sino como un proceso continuo que requiere ajustes y revisiones a lo largo del ciclo lectivo.

El diagnóstico áulico es, en definitiva, una herramienta imprescindible para garantizar una enseñanza efectiva. No solo permite organizar el trabajo docente con mayor precisión, sino que también contribuye a generar un ambiente de aprendizaje más equitativo y motivador. Comprender a los estudiantes en su totalidad, más allá de los resultados académicos, es el primer paso para acompañarlos en su desarrollo y potenciar sus capacidades.

Guía práctica para realizar el diagnóstico áulico

✔ Antes de comenzar:

• Definir qué aspectos se quieren diagnosticar: conocimientos previos, habilidades, intereses, factores socioemocionales.

• Elegir técnicas variadas, acompañadas de instrumentos que permitan sistematizar la información, tales como: registro anecdótico, escalas, rúbricas, portafolio.

• Tener en cuenta la diversidad del grupo y adaptar estrategias según las características de los estudiantes.

✔ Durante el diagnóstico:

• Observar la dinámica del aula: participación, relaciones, actitudes.

• Conversar con los estudiantes para conocer sus intereses y percepciones sobre el aprendizaje.

• Analizar trabajos previos para evaluar habilidades y conocimientos.

• Aplicar las técnicas planificadas para la obtención de la información.

Después del diagnóstico:

• Sistematizar la información obtenida.

• Identificar necesidades y fortalezas del grupo.

• Ajustar la planificación según los resultados.

• Diseñar estrategias de enseñanza diferenciadas.

• Monitorear los avances y realizar ajustes cuando sea necesario.

Formato del informe del diagnóstico áulico

El informe del diagnóstico áulico debe reflejar de manera clara y organizada la información obtenida durante el proceso y su impacto en la planificación. A continuación, se presenta un formato sugerido:

Datos generales

• Nombre del docente:

• Curso y sección:

• Fecha de realización del diagnóstico:

• Cantidad de estudiantes en el grupo:

• Alumnos con Proyecto de Inclusión:

Fundamentación

• Breve explicación sobre la importancia del diagnóstico áulico.

• Objetivos del diagnóstico en función del grupo de estudiantes.

Metodología utilizada

• Herramientas empleadas para la recolección de información (observación, encuestas, análisis de producciones, pruebas diagnósticas, entrevistas, etc.).

• Criterios de análisis de los datos obtenidos.

Resultados del diagnóstico

• Conocimientos previos: Nivel general del grupo en relación con los contenidos a abordar.

• Habilidades y competencias: Fortalezas y dificultades en comprensión lectora, escritura, cálculo, resolución de problemas, etc.

• Intereses y motivaciones: Temáticas que despiertan mayor interés en los estudiantes.

• Factores socioemocionales: Clima del aula, dinámicas de trabajo grupal, autoestima y confianza.

• Condiciones externas: Acceso a materiales, apoyo familiar, contexto sociocultural.

• Alumnos con proyectos de inclusión: Identificación de estudiantes con adaptaciones curriculares y necesidades específicas de apoyo, así como las estrategias pedagógicas recomendadas para su acompañamiento.

Análisis e interpretación de los resultados

• Identificación de aspectos que favorecen el aprendizaje.

• Principales desafíos y necesidades detectadas en el grupo.

Estrategias y planificación a partir del diagnóstico

• A partir de los resultados obtenidos, se realizará la planificación anual.

• Ajustes en las estrategias de enseñanza según los resultados obtenidos.

• Propuestas de enseñanza diferenciadas para atender la diversidad del aula.

• Estrategias para fortalecer habilidades y competencias específicas.

• Acciones para mejorar el clima del aula y fomentar la participación.

Conclusión 

• Reflexión sobre la importancia del diagnóstico en la toma de decisiones pedagógicas.

• Recomendaciones para el seguimiento y evaluación de los avances.

A modo de conclusión tomaremos palabras de Camilloni: “El docente debe considerar la información recopilada en el diagnóstico para la elaboración de la planeación didáctica y la selección de estrategias metodológicas, las cuales deben ser congruentes con las necesidades educativas de los estudiantes y, además, proporcionando espacios que permitan el desarrollo de las destrezas, las habilidades y los conocimientos necesarios para continuar con éxito el proceso de aprendizaje”. Camilloni, A. (1998).

En síntesis, si queremos que el diagnóstico áulico cumpla con su objetivo, se debe continuar de inmediato con la planificación anual, ajustando las estrategias de enseñanza de acuerdo con las trayectorias reales de cada estudiante.