Por: María Gabriela Müller
“Cuidar (…) está indisociablemente unido a la tarea de educar, facilitar el acceso a la cultura, crear posibilidades. “. (Gagliano,2007)
Nadie duda que el fin principal de la educación es que las y los estudiantes aprendan. Este objetivo no puede lograrse sin una organización viable y la certidumbre que nos permite enseñar en un ambiente armónico , en una “buena escuela”; tal como expresa Silvina Gvirtz , aquella escuela que cumple varias condiciones, entre ellas,”la mejora constante”. En sus publicaciones ella afirma que “en una buena escuela el equipo reflexiona permanentemente sobre cómo se hacen las cosas y cómo podrían hacerse mejor. Esta reflexión es el insumo indispensable para la mejora. Permite tanto valorar lo que sale bien, para sostenerlo, como entender lo que no funciona tan bien, para analizar por qué y aprender de eso.”
El buen clima escolar se logra, por lo tanto, realizando diagnósticos certeros y planificando acciones que permitan anticipar problemas y prever intervenciones adecuadas. En este sentido , tal como lo expresa el Manual de Procedimientos Institucionales, mientras los estudiantes se encuentran en la escuela, su vigilancia y cuidado están a cargo de los adultos de la institución. Por eso, el accionar preventivo en la escuela requiere claridad en las acciones para, dentro del marco institucional, poder tomar decisiones adecuadas.
¿Cómo se logra esto? Cumpliendo con algunas premisas básicas.
- Diseñando un plan de prevención de riesgos, producto de la participación activa de todos los integrantes de la comunidad educativa. Su objetivo es asegurar la existencia de ámbitos adecuados para el proceso de enseñanza y aprendizaje.
- Propiciando el conocimiento de las actividades del Calendario de Actividades Docentes , lo cual otorga previsibilidad y sentido a la tarea.
- Generando espacios de encuentro entre docentes en forma sistemática y frecuente para promover el trabajo en equipo y la fluidez en la comunicación.
- Manteniendo una actitud flexible ante los cambios que resulten beneficiosos.
En principio, nadie duda de estas cuestiones pero no siempre se cumplen.En resumen, podemos afirmar que una institución que basa su accionar en una buena comunicación, un plan consensuado que abarque todos los aspectos del cuidado de sus estudiantes y que permita reducir así la incertidumbre,va a destacarse por sus logros en cuanto a aprendizajes y metas académicas, propiciando la mejora de las trayectorias educativas.
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