Por: Maximiliano Catalisano
Aprender no debería ser un acto pasivo. En una época donde los estímulos son múltiples y los estudiantes llegan al aula con diferentes formas de percibir el mundo, la enseñanza multisensorial se presenta como una puerta abierta al descubrimiento, la comprensión y la creatividad. No se trata solo de incorporar colores, sonidos o movimientos, sino de reconocer que el aprendizaje es más profundo cuando involucra todos los sentidos. Enseñar de manera multisensorial significa proponer experiencias que conecten la mente con el cuerpo, que transformen lo abstracto en vivencia y que despierten la curiosidad de los alumnos sin importar su edad. En un aula donde se escucha, se observa, se toca y se construye, aprender deja de ser una obligación para convertirse en un proceso natural y estimulante.
Qué significa enseñar con una mirada multisensorial
La enseñanza multisensorial parte de una premisa sencilla pero poderosa: cada persona aprende de manera distinta. Mientras algunos recuerdan mejor lo que escuchan, otros necesitan verlo, escribirlo o manipularlo para comprenderlo. Este enfoque invita a integrar todos los canales sensoriales —visual, auditivo, kinestésico y táctil— para lograr que los conocimientos se graben en la memoria de manera más sólida. Es una metodología activa que rompe con la enseñanza tradicional centrada en la explicación verbal o en el uso del libro como única fuente de conocimiento.
En la práctica, la enseñanza multisensorial puede adoptar muchas formas. Un docente de ciencias puede utilizar modelos tridimensionales o experimentos para que los alumnos vean y toquen lo que están aprendiendo. En lengua, se puede trabajar con dramatizaciones, música o materiales visuales para reforzar la comprensión lectora. En matemática, el uso de material concreto permite que los conceptos abstractos adquieran sentido. Cada sentido activado multiplica las posibilidades de comprensión y memoria.
Este enfoque es especialmente valioso para estudiantes con dificultades de aprendizaje, como la dislexia o el trastorno de déficit de atención. Sin embargo, sus beneficios se extienden a todos los alumnos, porque amplía las formas de acceder al conocimiento y favorece una mayor participación. Enseñar desde lo multisensorial no es una moda pedagógica, sino una manera de respetar la diversidad de estilos cognitivos presentes en cualquier grupo escolar.
El poder de los sentidos en la memoria y la comprensión
Los sentidos son la puerta de entrada al conocimiento. Cada vez que un alumno ve, escucha o manipula un objeto, su cerebro activa distintas áreas que trabajan en conjunto para procesar la información. Esto significa que el aprendizaje multisensorial no solo es más interesante, sino también más sólido desde el punto de vista neurológico. Diversos estudios han demostrado que cuanto más sentidos participan en una experiencia, mayor es la retención del contenido y la comprensión conceptual.
Por ejemplo, un estudiante que escucha una explicación sobre el ciclo del agua puede recordarla parcialmente. Pero si además observa una animación, manipula materiales que representen los estados del agua y realiza un experimento para ver la evaporación, su cerebro establecerá múltiples conexiones neuronales. Cada una de ellas refuerza la otra y crea una red de memoria más estable y duradera.
El aprendizaje multisensorial también fortalece la atención. En lugar de escuchar pasivamente durante largos períodos, el alumno se mantiene activo, se mueve, explora y pregunta. El aula se convierte en un laboratorio de experiencias, donde cada elemento tiene un propósito didáctico. Esta forma de enseñar favorece la curiosidad y reduce la sensación de monotonía que muchas veces genera el formato tradicional.
Estrategias para implementar la enseñanza multisensorial
Adoptar este enfoque no requiere grandes recursos tecnológicos ni inversiones costosas. La clave está en la creatividad y la planificación. Un docente puede comenzar incorporando pequeñas modificaciones en su práctica cotidiana. Por ejemplo, al presentar un nuevo tema, puede combinar la narración con imágenes, sonidos o gestos que refuercen el mensaje. Al explicar un concepto matemático, puede usar material concreto como fichas, bloques o elementos cotidianos.
El movimiento también cumple un papel esencial. Pedir a los estudiantes que se desplacen por el aula, que armen secuencias en el suelo o que representen ideas mediante el cuerpo transforma la energía física en aprendizaje significativo. Además, el componente emocional tiene un rol importante: cuando un contenido se asocia a una experiencia positiva o divertida, el recuerdo se consolida con más fuerza.
Otra estrategia es vincular los sentidos con la tecnología. Herramientas digitales que combinan sonido, imagen y manipulación interactiva pueden ser grandes aliadas para estimular la participación. Sin embargo, lo esencial no está en el recurso en sí, sino en el modo en que se lo integra al propósito pedagógico. Lo multisensorial no es sinónimo de sobrecarga de estímulos, sino de equilibrio entre lo visual, lo auditivo y lo corporal para potenciar la comprensión.
Una enseñanza que incluye y despierta
El enfoque multisensorial no solo mejora el aprendizaje, sino que también construye un aula más inclusiva. Permite que cada estudiante encuentre su forma de participar y de expresarse, sin quedar limitado por un único canal. En un mismo grupo pueden convivir alumnos que aprenden mejor a través de imágenes con otros que necesitan moverse o escuchar para concentrarse. Esta diversidad no es un obstáculo, sino una oportunidad para enseñar con mayor sensibilidad y creatividad.
Cuando los sentidos se integran en la enseñanza, el conocimiento deja de ser algo externo que debe memorizarse para transformarse en algo vivido, experimentado y comprendido desde la propia percepción. Los estudiantes no solo aprenden contenidos, sino que desarrollan habilidades cognitivas, emocionales y sociales que los acompañarán más allá de la escuela.
Transformar la experiencia educativa
La enseñanza multisensorial nos recuerda que aprender es una experiencia humana completa, donde el cuerpo y la mente trabajan juntos. Invita a los docentes a redescubrir su rol como guías que diseñan experiencias, no solo clases. Enseñar desde los sentidos es enseñar desde la vida, y cada propuesta que despierta curiosidad, emoción y movimiento deja una huella más profunda que cualquier texto memorizado.
En un tiempo en que la educación busca reconectarse con el sentido de aprender, la enseñanza multisensorial ofrece un camino inspirador. Es una forma de devolverle al aula la emoción de descubrir, la alegría de crear y la posibilidad de aprender con todos los sentidos abiertos al conocimiento.
