Por: Maximiliano Catalisano

El mundo cambia rápido y la educación no puede quedarse atrás. La robótica y la programación se han convertido en herramientas esenciales para preparar a los estudiantes en un entorno donde la tecnología ocupa un lugar central. No se trata solo de aprender a programar, sino de desarrollar el pensamiento lógico, la creatividad y la capacidad de resolver problemas, habilidades clave para el futuro.

Incorporar la robótica en las aulas permite a los estudiantes experimentar con conceptos abstractos de manera tangible. Construir y programar robots no solo los acerca a la tecnología, sino que también fortalece el trabajo en equipo y el pensamiento crítico. Además, fomenta la autonomía, ya que cada error en la programación es una oportunidad para aprender y mejorar.

Por su parte, la enseñanza de la programación ya no es exclusiva de carreras técnicas. Cada vez más escuelas la incluyen en sus planes de estudio como una herramienta para potenciar la capacidad de análisis y estructuración del pensamiento. Lenguajes como Scratch, Python o incluso el uso de plataformas interactivas facilitan el aprendizaje y hacen que la programación sea accesible para todas las edades.

Uno de los desafíos es garantizar que docentes y estudiantes tengan acceso a estas herramientas y la formación necesaria para aprovecharlas al máximo. No es imprescindible contar con tecnología de punta para iniciarse en la robótica o la programación, ya que existen recursos accesibles que pueden adaptarse a distintos contextos educativos.

La integración de la robótica y la programación en la educación no solo prepara a los estudiantes para las profesiones del futuro, sino que también los ayuda a comprender mejor el mundo que los rodea. Al enfrentarse a retos tecnológicos en el aula, desarrollan habilidades que les servirán en cualquier ámbito de su vida, más allá del campo digital.