Por: Maximiliano Catalisano

Hay momentos en los que el aula parece dividirse entre quien enseña y quienes reciben, sin puentes reales que conecten ambos mundos. El desafío de capturar la atención, de sostener el interés y lograr que los estudiantes se involucren activamente es algo que muchos docentes enfrentan día a día. En este escenario, aparecen herramientas digitales como ClassPoint que invitan a reconfigurar el modo de dar clases. No se trata solo de sumar tecnología, sino de pensar en cómo potenciar la interacción, cómo hacer que cada estudiante se sienta parte de lo que ocurre, incluso cuando la propuesta es virtual o híbrida.

ClassPoint es una extensión que se integra a PowerPoint y permite transformar presentaciones tradicionales en espacios interactivos. Con simples clics, el docente puede insertar encuestas en vivo, preguntas abiertas, actividades de dibujo o nubes de palabras. Los estudiantes responden desde sus dispositivos y los resultados se visualizan en tiempo real. Lo interesante es que esta dinámica no interrumpe el hilo de la clase, sino que lo enriquece. Cada intervención se convierte en una excusa para dialogar, debatir, pensar en conjunto. La pantalla deja de ser un monólogo y se vuelve un punto de encuentro.

Pero no es la única. Herramientas como Mentimeter, Kahoot, Nearpod o Quizizz ofrecen opciones similares: cuestionarios interactivos, votaciones, tableros colaborativos, recursos que promueven la participación de manera lúdica y significativa. Lo importante no es usarlas todas, sino encontrar las que mejor se adapten al grupo, al estilo de enseñanza y a los objetivos de cada clase. Integrar tecnología no es sinónimo de espectacularidad, sino de buscar formas más humanas y cercanas de conectar con quienes aprenden.

Cuando una clase se vuelve dinámica, no solo mejora la atención. Aumenta la retención de lo aprendido, se fortalecen vínculos, y lo más importante: se despierta el deseo de participar. Porque aprender no debería ser un acto pasivo, sino una experiencia viva. Y en ese camino, herramientas como ClassPoint pueden ser aliadas para repensar el modo de enseñar, sin perder la esencia de la docencia.