Por: Maximiliano Catalisano
Internet es un espacio lleno de oportunidades para aprender, jugar y socializar, pero también plantea desafíos que no pueden ignorarse. Los niños navegan en un mundo digital donde la información fluye sin restricciones y los riesgos están a un clic de distancia. Proteger su seguridad en línea no significa alejarlos de la tecnología, sino enseñarles a moverse con cuidado, entendiendo qué pueden compartir, con quién y en qué contextos.
El primer paso para una navegación segura es la educación. Explicarles la importancia de proteger sus datos personales y cómo reconocer situaciones de riesgo ayuda a que desarrollen un criterio propio. Conversar sobre la privacidad en redes sociales, el uso responsable de contraseñas y los peligros del contacto con desconocidos es esencial para que aprendan a tomar decisiones seguras.
Las herramientas de control parental pueden ser aliadas en este proceso. Configurar restricciones en dispositivos y plataformas permite adaptar la experiencia digital a la edad y madurez de cada niño. Sin embargo, estas medidas no reemplazan el diálogo constante ni la necesidad de fomentar hábitos responsables desde la confianza y el acompañamiento.
Otro aspecto clave es enseñar a los niños a identificar noticias falsas y contenidos engañosos. La cantidad de información a la que están expuestos hace que sea fundamental desarrollar pensamiento crítico para diferenciar fuentes confiables de aquellas que buscan desinformar.
Cuidar la seguridad digital de los niños no significa limitar su acceso a internet, sino prepararlos para usarlo de manera responsable. Crear un ambiente donde puedan explorar con autonomía, sabiendo que cuentan con herramientas para protegerse, les permitirá aprovechar la tecnología sin poner en riesgo su bienestar.