Por: Maximiliano Catalisano

Las matemática suele percibirse como una materia individual, donde cada estudiante resuelve problemas por su cuenta. Sin embargo, el aprendizaje en equipo puede transformar la forma en que los alumnos se enfrentan a los desafíos numéricos. Trabajar en grupo no solo mejora la comprensión de los conceptos, sino que también potencia habilidades como la comunicación, el razonamiento y la resolución de problemas en conjunto.

Cuando los estudiantes intercambian ideas y explican sus procesos de pensamiento, refuerzan su comprensión y descubren nuevos enfoques para resolver ejercicios. Al verbalizar los pasos que siguen para llegar a un resultado, consolidan su aprendizaje y detectan errores con mayor facilidad. Además, el trabajo colaborativo ayuda a superar el miedo a equivocarse, ya que el grupo se convierte en un espacio de aprendizaje compartido donde cada aporte suma.

El rol del docente es clave para organizar actividades que promuevan la interacción y el debate entre los alumnos. Proponer desafíos matemáticos que requieran la participación de todos, incentivar la discusión de diferentes estrategias y fomentar la construcción conjunta del conocimiento son estrategias que pueden transformar la enseñanza de esta materia.

El aprendizaje en equipo también prepara a los estudiantes para situaciones reales. En la vida cotidiana y en el mundo laboral, resolver problemas de manera colaborativa es una habilidad esencial. Desarrollar desde la escuela la capacidad de trabajar con otros, analizar distintas perspectivas y llegar a soluciones colectivas es un aporte valioso para el futuro de los alumnos.