Por: Maximiliano Catalisano
¿Te pasó alguna vez que necesitás calcular rápido el total de una compra, una diferencia entre precios o un porcentaje en una nota y no tenés a mano la calculadora? La matemática mental no es solo una habilidad escolar, es una herramienta para la vida. Y lo mejor es que, con algunos trucos simples, cualquiera puede mejorar su agilidad numérica. Esta nota reúne 10 estrategias que no solo te van a ayudar a resolver cuentas más rápido, sino que también te van a hacer ver los números desde otro lugar. Porque sí: la matemática también puede disfrutarse.
Uno de los trucos más útiles es el de redondear y ajustar. Si tenés que sumar 398 + 127, podés pensar 400 + 127 = 527, y luego restar los 2 de más que sumaste: 527 – 2 = 525. Este tipo de estrategia libera espacio en la memoria y permite concentrarse en pasos más simples.
Otro recurso clásico es el de duplicar para multiplicar por 4. Si tenés que calcular 23 × 4, podés pensar 23 × 2 = 46, y luego duplicar ese resultado: 46 × 2 = 92. Este tipo de descomposición reduce la carga cognitiva y evita errores.
También es útil recordar que multiplicar por 5 es lo mismo que dividir por 2 y multiplicar por 10. Por ejemplo: 38 × 5. Si dividís 38 por 2, da 19, y luego lo multiplicás por 10: 19 × 10 = 190. El proceso es más rápido que hacer la cuenta directamente, sobre todo mentalmente.
Los cuadrados cercanos a 50 son otro terreno fértil para el cálculo rápido. Si querés saber cuánto es 48², pensás en cuánto se aleja de 50 (2), lo restás a 50: 50 – 2 = 48. Después hacés 50² = 2500 y restás 2² = 4. Resultado: 2500 – 4 = 2496. Una técnica tan asombrosa como exacta.
El truco del 9 también es un favorito. Si tenés que multiplicar un número por 9, pensá que es lo mismo que multiplicarlo por 10 y restarle una vez el mismo número. Por ejemplo: 43 × 9 = (43 × 10) – 43 = 430 – 43 = 387. Además, para comprobar si un número es divisible por 9, sumá todos sus dígitos. Si el resultado también es múltiplo de 9, el número original lo era.
En divisiones, conviene recordar que dividir por 5 es como multiplicar por 2 y dividir por 10. Si tenés 135 ÷ 5, pensá 135 × 2 = 270, luego 270 ÷ 10 = 27. Esto simplifica los cálculos sin tener que pensar en “cuántas veces cabe el 5”.
Los dobles y mitades siempre son aliados. Saber de memoria que 8 × 7 es 56 es útil, pero si no lo recordás, pensá que 7 × 4 = 28, y duplicás: 28 × 2 = 56. O si querés calcular 64 ÷ 8, podés ir dividiendo a la mitad varias veces: 64 → 32 → 16 → 8, tres pasos, o sea 2³, que es 8.
Para sumar números grandes, el método del escalónpuede ser útil. Por ejemplo, 476 + 135. Podés sumar primero 100 (476 + 100 = 576), después 30 (576 + 30 = 606), y por último 5 (606 + 5 = 611). Paso a paso, sin perderse.
El producto de números que terminan en 5 tiene su magia. Por ejemplo, 25 × 25. Pensá en el número anterior a 2 (es 1), multiplicá 2 × 3 = 6, y agregá 25 al final: 625. Este truco funciona siempre para números que terminan en 5 y tienen una sola cifra antes del 5.
Por último, uno que nunca falla: restar usando complementos. Para 1000 – 678, en lugar de hacer la cuenta tradicional, pensá cuánto le falta a 678 para llegar a 1000. De 678 a 700 hay 22, y de 700 a 1000 hay 300. Resultado: 22 + 300 = 322.
Aplicar estos trucos con constancia mejora la fluidez con los números, la concentración y la memoria. Pero, además, cambia la relación con la matemática. Ya no se trata de resolver cuentas por obligación, sino de descubrir patrones, atajos y formas nuevas de pensar. Estas estrategias pueden incorporarse en casa, en clase o en desafíos entre compañeros. Jugar con los números, equivocarse y volver a intentar es parte del proceso. La matemática mental se entrena, como un músculo. Y cuanto más se practica, más se disfruta.
Si sos docente, estos trucos son ideales para comenzar las clases con un “reto del día” o para que los alumnos creen sus propios acertijos. Si sos estudiante, podés empezar a usarlos cada vez que veas una cuenta en tu vida cotidiana. Si sos familia, proponé juegos con cálculo mental a la hora de la merienda o en un viaje en colectivo. Las posibilidades son infinitas.
Más allá de las tablas, las reglas o los métodos escolares, la matemática es una herramienta que permite entender el mundo con otros ojos. Y cuando se vuelve parte del día a día, se transforma en una aliada poderosa.