Por: Maximiliano Catalisano

Cuando llega el momento de presentar la carpeta de planificación para supervisión, muchos docentes sienten dudas sobre qué incluir y cómo armarla de forma ordenada para que sea clara y cumpla con lo que se espera en cada visita. No se trata solo de juntar papeles, sino de construir una herramienta que refleje el trabajo que se realiza en el aula, el recorrido que se proyecta para cada grupo y la forma en que se piensan las clases. Tener una carpeta de planificación bien organizada permite a cada docente contar con una guía concreta para la enseñanza y al mismo tiempo facilita el acompañamiento de directivos y supervisores, que pueden conocer y fortalecer el trabajo pedagógico que se está realizando.

La carpeta de planificación para supervisión debe contener, en primer lugar, la planificación anual o por períodos según se establezca en la jurisdicción. Esta planificación detalla los propósitos que se trabajan, los contenidos priorizados, las actividades propuestas y las estrategias de enseñanza que se van a utilizar con el grupo, teniendo en cuenta las características de los estudiantes, sus intereses y las necesidades que se observan en el aula. Este documento es el eje que organiza el trabajo diario, por lo que debe estar actualizado y reflejar la propuesta de enseñanza con claridad.

Dentro de la carpeta se deben incluir también las planificaciones de clases o secuencias didácticas. Estas planificaciones permiten detallar de manera más concreta cómo se trabajarán los contenidos, qué materiales se utilizarán, cuáles serán las consignas, las modalidades de agrupamiento y las estrategias de evaluación que se implementarán. Este material es valioso porque permite a quien supervisa comprender cómo se lleva a la práctica la planificación general en las clases cotidianas.

Otro documento importante en la carpeta de planificación para supervisión es el proyecto institucional, si el docente participa en alguno, o los proyectos áulicos en los que esté trabajando con el grupo. Estos proyectos permiten ver cómo se integran diferentes áreas, cómo se fomenta el aprendizaje a través de propuestas integradoras y cómo se vincula la enseñanza con situaciones significativas para los estudiantes. Incluir estos proyectos en la carpeta no solo refleja el compromiso con el trabajo pedagógico, sino que también permite organizar las actividades con claridad.

En la carpeta de planificación para supervisión se pueden incluir registros de observación del grupo, notas sobre el seguimiento de los estudiantes, estrategias utilizadas para la atención de la diversidad y adaptaciones que se hayan realizado en las propuestas de enseñanza. Estos registros muestran cómo el docente observa y analiza las dinámicas de clase, permitiendo ajustar las propuestas en función de lo que ocurre en la práctica.

También es recomendable incluir las estrategias de evaluación que se utilizarán durante el período de trabajo. Estas estrategias deben detallar cómo se evaluarán los aprendizajes de los estudiantes, con qué instrumentos se realizará y cómo se informarán los resultados. Tener claras las formas de evaluación ayuda a los supervisores y directivos a comprender de qué manera se verifica que los aprendizajes se están logrando.

Además, en algunas jurisdicciones se solicita que la carpeta de planificación para supervisión contenga referencias a los marcos normativos y curriculares que orientan la enseñanza, para demostrar que la planificación está alineada con lo que se espera en cada nivel y modalidad. Incluir estas referencias no implica copiar la normativa, sino señalar de manera sintética los documentos que fundamentan la planificación y orientar la enseñanza de acuerdo con los lineamientos vigentes.

La carpeta de planificación también puede contar con evidencias de trabajo del grupo, como producciones de los estudiantes, fotografías de actividades, registros de experiencias o ejemplos de actividades realizadas. Este material permite a quienes supervisan observar el impacto de las planificaciones en la práctica, mostrando cómo se concretan las propuestas en el aula.

Organizar la carpeta de planificación para supervisión requiere mantener el material actualizado y ordenado, permitiendo que cada documento se pueda consultar de manera rápida y que el docente cuente con una herramienta real para su práctica cotidiana. La carpeta no es un simple trámite, sino un recurso que ayuda a planificar con claridad, a reflexionar sobre las prácticas de enseñanza y a sostener el trabajo en el aula con coherencia.

Al momento de la supervisión, presentar una carpeta de planificación bien organizada facilita el intercambio con el supervisor, permite resolver dudas y ajustar propuestas según sea necesario. Además, demuestra el compromiso con la enseñanza, la reflexión sobre las prácticas y el trabajo constante para que cada estudiante pueda avanzar en sus aprendizajes.

La carpeta de planificación para supervisión se convierte, así, en una aliada para el trabajo docente. No es un archivo que se guarda en un cajón, sino un material vivo que se actualiza, se revisa y se utiliza para guiar las clases y acompañar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje. Prepararla con cuidado permite al docente contar con un recurso sólido que acompaña su tarea diaria, fortaleciendo la práctica pedagógica y brindando una base clara para cada clase.