Por: Maximiliano Catalisano

Si alguna vez te encontraste frente a una planilla llena de números sin saber por dónde empezar, no estás solo. Las escuelas generan datos todo el tiempo: asistencias, calificaciones, evaluaciones, diagnósticos, registros de convivencia, resultados de encuestas y mucho más. Pero tener datos no es lo mismo que saber qué hacer con ellos. Y ahí es donde una herramienta como ChatGPT puede convertirse en un verdadero aliado para transformar esos registros en información útil para tomar decisiones pedagógicas o de gestión.

El trabajo docente y administrativo implica, cada vez más, manejar grandes volúmenes de información. Saber cuántos estudiantes faltaron en el mes, cómo evolucionaron los aprendizajes en una materia o qué áreas necesitan reforzarse ya no puede quedar librado a la intuición. Sin embargo, no todos cuentan con el tiempo ni la formación técnica para analizar datos con herramientas complejas como Excel avanzado o software estadístico. Lo bueno es que hoy existen tecnologías que ayudan a simplificar ese proceso.

ChatGPT puede recibir datos en lenguaje natural o incluso ayudarte a interpretar tablas si las copiás y pegás. Lo interesante es que, sin ser un programa especializado en análisis cuantitativo, permite obtener conclusiones a partir de preguntas concretas. Por ejemplo, podés copiar un resumen de notas trimestrales y preguntarle qué tendencias encuentra, o bien pedirle que te sugiera formas de agrupar esa información. Incluso puede colaborar con propuestas pedagógicas basadas en los datos que tiene delante.

Para lograr esto, es importante aprender a conversar con la herramienta de forma clara. A veces se trata simplemente de describir qué tenés y qué querés saber. Si le compartís, por ejemplo, los resultados de una encuesta de clima escolar, podés pedirle que te resuma los principales puntos de acuerdo y desacuerdo, o que te redacte un párrafo con las ideas más repetidas por los estudiantes. También podés preguntarle qué conclusiones generales podrían compartirse con las familias o el equipo docente.

En el ámbito administrativo, ChatGPT puede ser de ayuda para organizar y clasificar información. Si tenés listados de asistencia o entradas al sistema de gestión escolar, podés pedirle que identifique patrones, que calcule porcentajes o que redacte informes en tono institucional. Lo interesante es que no hace falta escribir código ni usar fórmulas complicadas: con una buena indicación en lenguaje claro, la herramienta ofrece resultados útiles para aplicar en la práctica cotidiana.

El uso de inteligencia artificial no reemplaza la mirada pedagógica ni la interpretación crítica, pero sí permite ahorrar tiempo en tareas rutinarias y abrir el juego a nuevas formas de pensar los datos. No se trata de que ChatGPT tome decisiones por vos, sino de que te brinde nuevas formas de ver lo que tenés delante. Eso puede traducirse en una mejor planificación, en estrategias más ajustadas a la realidad del grupo o en una comunicación más clara con las familias y los equipos escolares.

Otro punto interesante es que, además de ayudarte a entender datos que ya tenés, ChatGPT también puede sugerirte qué tipo de información conviene recopilar. Si estás armando un proyecto institucional o preparando un diagnóstico de inicio de ciclo, podés pedirle ideas sobre qué preguntas incluir o qué indicadores podrían ser útiles para evaluar el impacto de una actividad. Su capacidad de generar opciones puede inspirarte a mirar más allá de lo habitual.

Como toda herramienta digital, el uso responsable es clave. No conviene copiar y pegar datos sensibles sin resguardar la privacidad de las personas involucradas. Por eso, si querés explorar el análisis con ChatGPT, lo ideal es anonimizar la información o trabajar con ejemplos ficticios. Así te asegurás de proteger la confidencialidad sin dejar de aprender cómo aprovechar la tecnología a tu favor.

En síntesis, los datos por sí solos no dicen nada. Necesitan contexto, interpretación y sentido pedagógico. ChatGPT no reemplaza esa mirada, pero sí puede ayudarte a llegar más rápido a ella. Puede resumir, sugerir, comparar y hasta redactar informes o presentaciones con base en la información que le brindás. Todo esto lo convierte en una herramienta poderosa para quienes trabajan en el mundo educativo y quieren tomar decisiones más informadas sin perder tiempo con planillas interminables.

En un entorno donde la información abunda, pero el tiempo escasea, aprender a conversar con la inteligencia artificial puede marcar una diferencia significativa. ChatGPT no es magia, pero bien usado puede ayudarte a transformar datos en comprensión, y comprensión en acción. Esa es la verdadera clave para que los registros no se conviertan en un peso, sino en una oportunidad de mejora continua.

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