Por: Maximiliano Catalisano
Enseñar en equipo puede parecer, al principio, una experiencia desafiante. Dos docentes en una misma aula, compartiendo tiempos, ideas y decisiones, no es algo habitual en muchos contextos educativos. Sin embargo, cuando se da con una planificación clara y una mirada colaborativa, la docencia compartida transforma no solo la dinámica del aula, sino también la forma en que se aprende y se enseña. Esta práctica, cada vez más valorada, abre puertas a nuevas formas de construir conocimiento, apoyarse mutuamente y enriquecer el día a día escolar.
Una de las mayores ventajas de este modelo es la posibilidad de combinar saberes. Cada docente aporta su perspectiva, experiencia y estilo. Esto favorece la inclusión de diversas estrategias, estimula el aprendizaje activo y permite acompañar a los estudiantes con mayor cercanía. Además, cuando se trabaja de a dos, se pueden abordar los contenidos desde múltiples enfoques, anticiparse a posibles dificultades y diseñar actividades más creativas y variadas.
Pero no todo es sencillo. Enseñar en equipo implica confianza, diálogo constante y acuerdos claros. Es necesario planificar de forma conjunta, distribuir roles, respetar tiempos y estilos, y estar dispuesto a resolver desacuerdos con actitud constructiva. También es importante mantener una comunicación fluida con el grupo de estudiantes, explicando cómo se organiza esta modalidad y qué se espera de ellos.
Una buena estrategia es iniciar con clases puntuales compartidas, para ir construyendo una relación profesional sólida. A medida que avanza el vínculo, es posible profundizar en la integración de propuestas, el uso compartido del espacio y la reflexión conjunta sobre los aprendizajes. Muchas veces, esta práctica también enriquece las reuniones docentes, ya que se generan nuevas preguntas, ideas y formas de mirar lo que sucede en el aula.
La docencia compartida no significa duplicar tareas, sino distribuirlas de forma más inteligente. Tampoco implica pensar igual, sino aprender a trabajar en complementariedad. En tiempos donde la diversidad del aula exige nuevas respuestas, esta forma de enseñar en equipo puede marcar una diferencia real en la experiencia educativa de todos los involucrados.