Por: Maximiliano Catalisano
La escuela secundaria en la provincia de Buenos Aires se encuentra en un proceso de transformación con la implementación de un nuevo régimen académico que busca modificar la forma en que los estudiantes transitan esta etapa educativa. Las reformas proponen cambios en la promoción de materias, la evaluación y el acompañamiento pedagógico, con el objetivo de garantizar una mayor continuidad en la trayectoria escolar de los adolescentes.
Uno de los cambios más relevantes es el sistema de promoción, que deja atrás la tradicional repitencia completa del año y plantea un modelo más flexible. Con este esquema, los estudiantes podrán avanzar de año con hasta materias pendientes, evitando que deban cursar nuevamente todo el ciclo por no aprobar algunas asignaturas. Esta medida busca reducir el abandono escolar y permitir que los jóvenes tengan más oportunidades para recuperar aprendizajes sin quedar rezagados.
El nuevo régimen también pone énfasis en una evaluación continua que prioriza el proceso de aprendizaje sobre los resultados finales. Se pretende que la calificación no sea únicamente una medición de conocimientos en instancias puntuales, sino que refleja un seguimiento más integral del desempeño de cada estudiante a lo largo del año.
Además, se promueve un acompañamiento más personalizado con estrategias de apoyo para quienes presentan dificultades en determinadas materias. Entre las herramientas que se implementarán, se encuentran tutorías y espacios de fortalecimiento que permitirán reforzar contenidos sin necesidad de que los alumnos queden fuera del ritmo de la cursada.
Estos cambios generan opiniones diversas dentro de la comunidad educativa. Mientras algunos destacan que se trata de una modernización necesaria para responder a las necesidades actuales de los estudiantes, otros cuestionan si estas medidas realmente contribuirán a mejorar la calidad de la enseñanza. La implementación del nuevo régimen plantea un desafío tanto para docentes como para directivos y familias, quienes deberán adaptarse a esta nueva forma de organizar la escolaridad.
El impacto de estas modificaciones se podrá evaluar con el tiempo, pero lo cierto es que marcan un giro en la forma de concebir la escuela secundaria en la provincia de Buenos Aires. El debate sobre sus beneficios y posibles ajustes seguirá siendo parte de la agenda educativa en los próximos años.