Por: Maximiliano Catalisano

Cuando en el aula se detecta que un estudiante tiene altas capacidades, surgen desafíos y preguntas que invitan a pensar más allá de la planificación habitual. ¿Cómo ofrecerles oportunidades de aprendizaje que los motiven? ¿Cómo acompañar su desarrollo sin generar sobrecarga? ¿Qué estrategias se pueden aplicar para que su paso por la escuela sea una experiencia significativa? Realizar una planificación para estudiantes con altas capacidades no es preparar más actividades o adelantar contenidos de manera mecánica, sino crear un entorno de aprendizaje que permita desplegar su curiosidad, su pensamiento crítico y sus talentos de forma armónica, cuidando también su bienestar socioemocional.

Para comenzar, es importante comprender que las altas capacidades no son iguales en todos los estudiantes. Algunos pueden destacarse en áreas específicas como matemáticas, ciencias o lengua, mientras que otros presentan talentos múltiples o capacidades sobresalientes en pensamiento creativo o artístico. Este punto es clave al momento de planificar, ya que conocer las características e intereses de cada estudiante permitirá diseñar propuestas personalizadas, atendiendo a sus necesidades cognitivas y emocionales.

La planificación para estudiantes con altas capacidades se realiza dentro del marco curricular vigente, pero requiere ajustes que permitan ampliar, enriquecer y profundizar los contenidos. Una de las estrategias más utilizadas es el enriquecimiento horizontal, que consiste en ofrecer actividades que exploren el contenido de manera más amplia, fomentando la investigación, el pensamiento crítico, la resolución de problemas y el uso de la creatividad. Esto se puede lograr a través de proyectos de investigación, estudios de casos, talleres, participación en ferias de ciencias o literarias, y desafíos de escritura, dependiendo del área de interés.

Otra herramienta es el enriquecimiento vertical, que permite profundizar contenidos de niveles superiores o conectar áreas de conocimiento de forma interdisciplinaria. Por ejemplo, si se está trabajando geometría, se pueden proponer desafíos que impliquen la construcción de figuras complejas o el análisis de simetrías en el arte y la naturaleza, conectando matemática, arte y ciencias.

Es importante también considerar la flexibilidad en los tiempos, ya que estos estudiantes pueden aprender algunos contenidos en menos tiempo y necesitar nuevos desafíos para mantener la motivación y evitar el aburrimiento. Sin embargo, no se trata de sobrecargar con actividades, sino de ofrecer opciones que nutran su curiosidad y su deseo de aprender.

En el diseño de las actividades, se recomienda utilizar preguntas abiertas, fomentar debates, proponer problemas de la vida real que impliquen la búsqueda de soluciones creativas y favorecer el trabajo autónomo, respetando los momentos en los que el estudiante necesita acompañamiento. Las tecnologías pueden ser grandes aliadas, ya que permiten acceder a materiales de investigación, herramientas de programación, simuladores y plataformas de aprendizaje de manera ágil.

La planificación para estudiantes con altas capacidades requiere del trabajo en equipo. La articulación con equipos de orientación escolar o con profesionales externos es valiosa para acompañar no solo lo académico, sino también los aspectos socioemocionales, ya que algunos estudiantes pueden presentar sensibilidad elevada, perfeccionismo o frustración ante los errores. Brindar un espacio de escucha, validar sus emociones y enseñar estrategias de afrontamiento es parte del acompañamiento integral.

La comunicación con las familias también es fundamental. Informar sobre las propuestas de enriquecimiento, compartir avances y mantener un canal abierto de diálogo fortalece el trabajo conjunto para que el estudiante pueda desarrollar su potencial en un entorno de cuidado y respeto.

Cada jurisdicción cuenta con normativa que orienta la atención de estudiantes con altas capacidades, por lo que es importante que los equipos directivos y docentes se informen sobre los marcos legales vigentes, los recursos disponibles y las opciones de acompañamiento externo que puedan articularse con la escuela.

La evaluación de los estudiantes con altas capacidades también debe ser pensada de manera flexible, valorando no solo los resultados, sino también los procesos, la creatividad, la resolución de problemas y la capacidad de aplicar lo aprendido en diferentes contextos. Incluir autoevaluación y coevaluación puede ser una herramienta que los ayude a reflexionar sobre su propio aprendizaje.

Planificar para estudiantes con altas capacidades es una oportunidad para enriquecer la dinámica del aula, ya que las propuestas de investigación, creatividad y resolución de problemas también pueden ser compartidas con otros estudiantes, fomentando un ambiente donde se valore la curiosidad, la exploración y la pasión por aprender.

Atender a estos estudiantes no es una carga para la institución, sino una invitación a construir un entorno donde cada uno pueda desplegar sus talentos de forma genuina, en un clima de respeto y acompañamiento, recordando que cada estudiante merece transitar su trayectoria escolar con desafíos que despierten sus ganas de aprender, de crear y de compartir con otros su mirada del mundo.