Por: Maximiliano Catalisano
El receso de invierno no es solo un tiempo de pausa de aulas y reuniones, también es una oportunidad para que quienes enseñan cuiden su voz y lleguen al próximo período con energía renovada. La voz es una herramienta central en la tarea docente, se utiliza todos los días para explicar, leer, acompañar y contener, pero muchas veces no recibe la atención necesaria. Durante el año, la exigencia vocal se acumula: hablar en espacios con ruido, elevar el tono para que todos escuchen, sostener muchas horas de clases con pocas pausas, y sumado a ello, los cambios de clima y el estrés diario. Aprovechar el receso para descansar la voz, incorporar cuidados sencillos y fortalecer hábitos que la protejan, permite prevenir molestias y cuidar este recurso tan valioso para seguir enseñando con bienestar.
Entender la importancia del descanso vocal
Así como el cuerpo necesita reposo, la voz también. Durante el receso, disminuir el uso constante de la voz es beneficioso. No se trata de no hablar, sino de evitar gritar o forzar la voz en espacios con ruido y aprovechar momentos de silencio. Permitir que las cuerdas vocales descansen contribuye a prevenir disfonías y la fatiga vocal, frecuente en quienes trabajan con la palabra todos los días.
Hidratarse de manera adecuada
El invierno trae consigo ambientes secos por la calefacción, lo que puede afectar la hidratación de las cuerdas vocales. Tomar agua de manera regular, preferentemente a temperatura ambiente, es una forma sencilla de cuidar la voz. Las infusiones calientes pueden brindar alivio, pero es importante recordar que no reemplazan la hidratación con agua. Evitar bebidas muy frías o excesivamente calientes ayuda a mantener una temperatura estable en la zona de la garganta.
Evitar ambientes con humo o contaminantes
El humo del cigarrillo y de ambientes poco ventilados puede irritar las cuerdas vocales. Durante el receso, procurar estar en espacios libres de humo, ventilar los ambientes y evitar la exposición a contaminantes ambientales es parte del cuidado integral de la voz. Si se realiza calefacción con leña o gas, ventilar los espacios ayuda a mantener el aire limpio y con humedad adecuada.
Mantener una buena postura y respiración
La voz se proyecta mejor cuando se acompaña de una postura alineada y una respiración adecuada. Durante el receso, realizar ejercicios suaves de respiración, estiramientos y tomar conciencia de la postura al hablar puede ayudar a liberar tensiones del cuello y los hombros que interfieren en la emisión de la voz. Respirar por la nariz y utilizar el aire de manera pausada evita forzar la garganta.
Hablar con un volumen moderado
No es necesario gritar para que nos escuchen. Aprovechar el receso para tomar conciencia de la intensidad al hablar y practicar un volumen moderado, articulando bien las palabras, ayuda a proteger la voz. Evitar hablar en lugares con mucho ruido de fondo o hacerlo mientras se camina contra el viento reduce la necesidad de forzar la voz de manera innecesaria.
Cuidar la alimentación
Algunos alimentos pueden generar reflujo o irritación en la garganta. Durante el receso, es recomendable moderar el consumo de café, bebidas muy ácidas y comidas muy condimentadas, que pueden afectar la salud vocal. Incorporar frutas y verduras, así como mantener horarios de comida regulares, favorece el bienestar general y colabora con el cuidado de la voz.
Incorporar pausas de silencio
Los momentos de silencio son reparadores. Dedicar espacios en el día a actividades que no requieran hablar, como la lectura, la escritura, escuchar música o salir a caminar en silencio, permite a las cuerdas vocales recuperarse y disminuir la tensión acumulada durante el año escolar.
Consultar ante molestias persistentes
Si durante el receso se detectan molestias como ronquera, dolor al hablar o cambios en la voz que persisten más de quince días, es importante realizar una consulta con un profesional de la salud. Detectar a tiempo cualquier alteración permite prevenir complicaciones y cuidar la salud vocal a largo plazo.
Preparar la vuelta con hábitos saludables
El receso también es un buen momento para planificar estrategias que ayuden a cuidar la voz durante el año. Organizar las clases con pausas, utilizar recursos visuales que complementen la explicación oral, evitar hablar sobre el murmullo de la clase y fomentar el respeto del turno de palabra contribuyen a disminuir el desgaste vocal. Además, mantener una hidratación adecuada en la jornada escolar y realizar ejercicios de calentamiento vocal antes de iniciar la jornada pueden ayudar a proteger la voz docente.
Cuidar la voz es cuidar el trabajo docente
La voz es un recurso fundamental para enseñar, acompañar y construir vínculos con los estudiantes. Cuidarla no es un lujo, es una forma de proteger la salud y el bienestar docente, permitiendo que la tarea diaria se realice con menos desgaste y mayor calidad de vida. El receso de invierno puede ser el inicio de una relación más consciente con nuestra voz, incorporando hábitos sencillos que marquen una diferencia en el regreso a las aulas.