Por: Maximiliano Catalisano

Hay clases que se olvidan al poco tiempo y otras que se quedan para siempre. ¿Qué hace que una experiencia de aprendizaje sea memorable? No se trata solo del contenido que se enseña, sino de cómo se lo vive. Diseñar actividades que dejen huella en los estudiantes implica pensar con intención cada paso, crear situaciones que despierten interés, emoción, desafío y participación activa. Enseñar también es generar recuerdos significativos que conecten saberes con vivencias auténticas.

Cuando una actividad es significativa, el conocimiento no se presenta como algo externo, sino como parte de un proceso donde el estudiante se involucra de manera genuina. Eso ocurre cuando se despierta la curiosidad, se habilita el juego, se permite explorar, se vincula con temas que interpelan. Las experiencias que más se recuerdan suelen ser aquellas en las que hubo una conexión emocional o una vivencia concreta que permitió aprender con el cuerpo, con los sentidos y con los otros.

Diseñar con sentido implica elegir formatos que inviten a la participación real. No se trata de “entretener” o de hacer algo diferente por sí mismo, sino de proponer tareas en las que los estudiantes construyan conocimientos de forma activa, asuman decisiones, resuelvan problemas, se expresen creativamente o colaboren con otros. Aprender es más potente cuando se hace con otros, en un contexto que habilita la palabra, la escucha y la interacción.

No todas las actividades memorables son grandes eventos. A veces, una pregunta inesperada, un silencio bien sostenido, una imagen poderosa o una consigna bien planteada pueden marcar la diferencia. Lo importante es que cada propuesta esté alineada con el propósito de aprendizaje, que tenga sentido en el recorrido que se plantea y que invite a salir de lo rutinario sin perder profundidad.

También es necesario dejar espacio a lo imprevisto, a lo que el grupo trae, a lo que puede surgir en el momento. Las mejores experiencias no siempre están escritas en el plan, sino que nacen de la conexión entre docente, estudiantes y contexto. Diseñar experiencias memorables es, en definitiva, diseñar oportunidades para que el aprendizaje se transforme en parte de la historia personal de cada estudiante.