Por: Maximiliano Catalisano

Durante años, el examen de la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems) ha sido el filtro que determinaba el acceso de millas de estudiantes a preparatorias y bachilleratos en la Ciudad de México y el Estado de México. Sin embargo, un reciente anuncio ha confirmado su desaparición, generando dudas y expectativas sobre el impacto de este cambio en los aspirantes y sus familias.

El nuevo modelo garantizará que todos los estudiantes tengan acceso a una opción de educación media superior sin depender de un examen estandarizado. En su lugar, el ingreso estará basado en criterios como la cercanía del domicilio al plantel y las preferencias de los alumnos. Para aquellas escuelas con alta demanda, se implementará un mecanismo de asignación aleatoria con ciertos criterios de inclusión.

Este cambio responde a la necesidad de reducir la presión que el examen ejercía sobre los estudiantes y sus familias. La preparación para el Comipems implicaba meses de estudio, inversión en guías y cursos, y un alto nivel de estrés. Con la eliminación de la prueba, el acceso a la educación media superior se plantea como un derecho garantizado, sin barreras que excluyen a ciertos sectores.

Las instituciones como la UNAM y el IPN mantendrán procesos de admisión propios. Sus solicitudes seguirán vigentes, pero ahora se realizarán de manera virtual, permitiendo que los estudiantes interesados ​​en estas opciones puedan participar desde casa.

Este nuevo esquema plantea desafíos en términos de asignación de espacios y calidad educativa. Sin un filtro de conocimientos previos, las preparatorias y bachilleratos deberán reforzar estrategias de nivelación para los estudiantes con distintas bases académicas. Además, la distribución de cupos deberá ser equitativa para evitar que ciertas escuelas se saturen mientras otras quedan con lugares vacantes.

A medida que se implemente este sistema, será clave analizar su impacto real en la formación de los jóvenes y en la organización de las escuelas. Sin duda, la eliminación del Comipems marca un antes y un después en la educación media superior de la Ciudad de México.