Por: Maximiliano Catalisano
Hay algo que todos los docentes se preguntan en algún momento: ¿cómo acompañar a los estudiantes para que se sientan listos cuando la escuela ya no esté? Preparar para rendir bien una prueba no es lo mismo que ayudar a enfrentar entrevistas laborales, armar un proyecto personal o desenvolverse con autonomía. En un mundo que cambia a gran velocidad, enseñar contenidos ya no alcanza. Es necesario brindar herramientas que sirvan más allá del aula.
Para empezar, es fundamental incluir el trabajo con habilidades blandas. Saber comunicarse, escuchar, organizarse, adaptarse y trabajar en equipo son aspectos que hacen la diferencia. Son esas competencias las que los acompañarán tanto en estudios superiores como en sus primeros trabajos. Por eso, integrarlas de manera transversal en las materias no solo es posible, sino necesario. Proyectos colaborativos, debates, presentaciones orales o simulacros de entrevistas pueden ser grandes aliados.
Otro punto clave es enseñar a tomar decisiones. Elegir carrera, administrar el tiempo, armar un presupuesto o resolver conflictos personales son temas que impactan en la vida real. Crear espacios para que los alumnos practiquen estas situaciones desde edades tempranas puede tener un impacto enorme. Desde una feria de emprendimientos hasta una clase donde planifican una mudanza, todo cuenta si está pensado con propósito.
También es importante abrirle las puertas al mundo. Las charlas con exalumnos, los encuentros con profesionales, las visitas a empresas o centros de formación ayudan a ampliar el horizonte y a conectar lo aprendido con su aplicación concreta. Estas experiencias permiten visualizar trayectorias posibles, romper miedos y hacer preguntas que la teoría sola no responde.
La tecnología juega un papel importante. No se trata solo de enseñar a usar herramientas digitales, sino de usarlas para potenciar aprendizajes útiles. Desde aprender a buscar información de manera responsable hasta usar aplicaciones de organización personal, lo digital puede ser una excelente excusa para trabajar contenidos significativos.
Finalmente, todo esto cobra más fuerza cuando los estudiantes sienten que su opinión cuenta. Dar lugar a sus ideas, dejarlos elegir parte del camino y fomentar la reflexión sobre sus propios intereses los prepara para una vida donde tener iniciativa y criterio propio será una gran ventaja.