Por: Maximiliano Catalisano
En un mundo que cambia a gran velocidad, donde los trabajos se transforman y la información circula sin pausa, educar no puede limitarse a repetir lo que ya se sabe. Necesitamos pensar en una escuela que no prepare solo para responder preguntas, sino para hacerlas. Una escuela que invite a pensar diferente, a cuestionar, a imaginar, a crear. Hablar de la educación del futuro es hablar de formar personas capaces de analizar lo que les rodea, proponer soluciones nuevas, colaborar con otros y sostener sus ideas con argumentos sólidos.
Formar ciudadanos críticos y creativos implica dar lugar a la palabra, al pensamiento propio y al respeto por el pensamiento ajeno. Significa enseñar a contrastar fuentes, a leer más allá de los titulares, a preguntarse por las intenciones detrás de cada mensaje. No se trata solo de enseñar contenidos, sino de generar espacios para debatir, investigar, reflexionar y construir una mirada propia del mundo. Esa mirada es la que les permitirá tomar decisiones, comprometerse con su entorno y transformarlo.
El arte, la ciencia, la tecnología, la escritura, la oralidad, el juego y la filosofía son caminos que, si se transitan con libertad y profundidad, abren la puerta a nuevas formas de pensar y crear. Lo mismo ocurre cuando se promueven proyectos interdisciplinarios, trabajos colaborativos o experiencias que vinculen a los estudiantes con problemáticas reales de sus comunidades. Todo eso los conecta con la realidad y les permite ser parte activa de ella.
Por otro lado, el rol de los adultos es clave. Quienes acompañan el proceso educativo también deben animarse a salir del lugar de transmisores y convertirse en facilitadores de experiencias. Esto exige una mirada abierta, dispuesta a aprender con y de los estudiantes, a probar nuevas formas de enseñar y a aceptar que el error también es parte del camino.
El desafío no es menor, pero sí urgente. Porque si queremos un mundo más justo, más humano, más creativo, más consciente, la escuela tiene que ser ese primer espacio donde todo eso empiece a construirse.