Por: Maximiliano Catalisano

Cada estudiante transita su camino de aprendizaje de manera única, con ritmos y necesidades particulares que requieren una mirada atenta por parte de la escuela. Acompañar las trayectorias educativas no significa solo brindar contenidos, sino también generar las condiciones necesarias para que cada alumno pueda sostener y fortalecer su proceso de aprendizaje a lo largo del tiempo.

El trabajo pedagógico centrado en las trayectorias implica conocer en profundidad a cada estudiante, identificar sus intereses, dificultades y fortalezas, y diseñar estrategias que permitan dar respuesta a la diversidad dentro del aula. Esto supone un seguimiento constante, no solo en términos académicos, sino también en lo emocional y social, ya que estos aspectos influyen directamente en la permanencia y el compromiso con la educación.

El rol de los docentes es clave en este proceso. Desde la planificación hasta la evaluación, cada decisión que se toma en el aula puede impactar en la continuidad de los aprendizajes. La flexibilidad en la enseñanza, el uso de metodologías que permitan la participación activa y el acompañamiento personalizado son algunas de las herramientas que favorecen una experiencia educativa más significativa.

La articulación entre los diferentes niveles educativos es otro punto importante. Garantizar que los estudiantes puedan transitar de un ciclo a otro sin obstáculos innecesarios requiere de un trabajo coordinado entre docentes y equipos de orientación. Las estrategias de acompañamiento deben contemplar tanto el fortalecimiento de los aprendizajes como el desarrollo de habilidades que permitan a los alumnos avanzar con autonomía.

Además, la escuela no está sola en esta tarea. Las familias y la comunidad cumplen un papel fundamental en el seguimiento de las trayectorias, promoviendo un entorno de apoyo y valoración del aprendizaje. Abrir espacios de diálogo y trabajo conjunto entre docentes y familias ayuda a sostener el vínculo con la escuela ya prevenir situaciones de abandono o desmotivación.

Acompañar las trayectorias educativas es mucho más que un desafío pedagógico. Es una apuesta por construir experiencias de aprendizaje que permitan a cada estudiante encontrar su lugar en la escuela y desarrollar su potencial al máximo.