Por: Maximiliano Catalisano

La energía es parte de la vida cotidiana, pero pocas veces nos detenemos a pensar de dónde proviene. En las escuelas, hablar de energías renovables y no renovables no solo abre la puerta al conocimiento científico, también permite reflexionar sobre el impacto ambiental, el uso responsable de los recursos y el futuro del planeta. Por eso, preparar un proyecto escolar que compare estos dos tipos de fuentes energéticas puede ser una gran oportunidad para aprender, investigar, experimentar y compartir propuestas. Este artículo ofrece una guía clara, concreta y visual sobre qué son, cómo funcionan, sus ventajas y desventajas, y cómo armar una presentación interesante, sencilla y original para la escuela.

Las energías renovables son aquellas que se obtienen de fuentes naturales que se regeneran constantemente, como el sol, el viento, el agua, la biomasa o el calor del interior de la Tierra. En cambio, las no renovables provienen de recursos limitados que se agotan con el uso, como el petróleo, el gas natural, el carbón o el uranio. Esta diferencia central es la base para comparar sus impactos, disponibilidad, costos, y posibilidades de uso en el futuro.

Un proyecto escolar puede comenzar con una definición simple de cada tipo de energía, acompañada de imágenes o esquemas. Por ejemplo, una maqueta de una casa con paneles solares y otra con una chimenea de carbón puede mostrar de forma concreta cómo se aplican estas fuentes. También es posible crear una tabla comparativa que incluya aspectos como: origen, emisiones contaminantes, costos de producción, disponibilidad a largo plazo y riesgos asociados.

En general, las energías renovables no emiten gases que dañan el ambiente y pueden utilizarse sin generar residuos tóxicos. Por eso se consideran más limpias. Sin embargo, algunas de ellas necesitan condiciones geográficas específicas: no en todos los lugares hay viento suficiente para instalar aerogeneradores, ni todos los países tienen actividad volcánica para aprovechar la energía geotérmica. Además, muchas veces requieren una inversión inicial más alta.

Por otro lado, las energías no renovables están más extendidas, su tecnología es más conocida y permiten generar grandes cantidades de electricidad rápidamente. Pero su explotación genera contaminación, gases de efecto invernadero y, en algunos casos, accidentes graves, como derrames de petróleo o explosiones en centrales nucleares. Además, su agotamiento es una amenaza real en las próximas décadas.

Para que el proyecto sea completo, es útil incluir datos reales. ¿Cuánto cuesta generar un kilovatio hora con energía solar comparado con uno de carbón? ¿Qué países usan más renovables? ¿Qué porcentaje de la energía de tu ciudad viene de fuentes limpias? Estos números pueden obtenerse de informes oficiales, buscadores especializados o entrevistas con docentes de física o química.

También es recomendable incorporar propuestas. Por ejemplo, qué cosas simples puede hacer una escuela para consumir menos energía o para aprovechar la luz solar. Se pueden diseñar carteles para colocar junto a los interruptores, construir un horno solar con materiales reciclados, o medir cuánta energía se ahorra al apagar las computadoras durante los recreos.

Si se busca que el proyecto incluya una parte experimental, una buena idea es construir un generador eólico casero con un motorcito reciclado y una hélice. O fabricar una celda solar simple con elementos cotidianos. Otra opción interesante es hacer una simulación con maquetas que incluyan una represa hidroeléctrica, una turbina y una fuente de luz que simule el sol. De esta manera, se combinan conceptos teóricos con la aplicación práctica.

La presentación final puede ser en forma de póster, video, exposición oral o cuaderno digital. Es importante que sea clara, creativa y que invite a pensar. Algunas preguntas para incluir: ¿cuál es el futuro de las energías? ¿podemos vivir solo con renovables? ¿qué decisiones deben tomarse desde el presente?

El objetivo de un proyecto escolar sobre energías no es solo comparar dos tipos de fuentes, sino también despertar la curiosidad, comprender mejor cómo funciona el mundo, y empezar a pensar en soluciones desde la escuela. Porque cuando los estudiantes se involucran con temas reales y actuales, el aprendizaje se vuelve significativo.

Las energías renovables y no renovables no son solo un tema del aula, sino una realidad que influye en todos los aspectos de la vida diaria. Por eso, un buen proyecto no solo informa, también transforma.