Por: Maximiliano Catalisano
La geometría ya no es lo que era, al menos en cómo se enseña y se aprende. Lo que antes requería de regla, compás y mucha imaginación, hoy se puede explorar desde la pantalla del celular o la computadora con herramientas interactivas, juegos didácticos y simuladores que hacen que los conceptos cobren vida. Aprender geometría ya no tiene por qué ser sinónimo de fórmulas abstractas o dibujos difíciles. Con las apps adecuadas, se convierte en una experiencia visual, intuitiva y, sobre todo, divertida.
Los entornos digitales ofrecen la posibilidad de manipular figuras, comprobar propiedades, ver transformaciones y experimentar sin miedo al error. Esto cambia la manera en que los estudiantes se enfrentan al contenido, dándoles un rol activo y curioso. La interacción y la retroalimentación inmediata son parte del atractivo de las mejores apps para aprender geometría, y eso se nota en la motivación con la que chicos y chicas se suman a las propuestas.
Una de las favoritas entre docentes y estudiantes es GeoGebra, una app gratuita que permite trabajar geometría desde lo más básico hasta lo más avanzado. Su gran ventaja es la posibilidad de construir figuras dinámicas, modificar puntos, rotar objetos, medir ángulos o comprobar propiedades sin borrar y volver a empezar. Además, tiene una comunidad global que comparte recursos listos para usar.
Otra propuesta muy valorada es Khan Academy, que, si bien no es específica de geometría, incluye lecciones completas con videos, prácticas guiadas y ejercicios auto evaluables. Ideal para quienes necesitan repasar conceptos, profundizar temas o aprender a su propio ritmo. Es una opción muy útil tanto para el aula como para el hogar.
DragonBox Elements es una app que lleva la geometría a una dimensión lúdica. Se presenta como un juego de aventuras basado en la lógica y los principios de la geometría euclidiana. Lo interesante es que los estudiantes no se sienten haciendo matemática, sino resolviendo desafíos y desbloqueando niveles. Sin darse cuenta, aplican propiedades, construyen razonamientos y desarrollan una comprensión profunda del contenido.
Para los más pequeños, Shapes 3D y Montessori Geometry son excelentes opciones. La primera permite explorar cuerpos geométricos en 3D, desarmarlos, girarlos y entender sus caras, vértices y aristas. La segunda sigue el enfoque Montessori y propone actividades simples, coloridas y sensoriales para conocer las formas desde el juego libre.
También hay herramientas para quienes necesitan ayuda con lo visual o tienen dificultades de aprendizaje. Desmos Geometry, por ejemplo, permite trabajar con figuras de forma accesible, usando el ratón o el dedo para construir y explorar relaciones. Su interfaz es limpia y permite centrarse en lo importante sin distraerse con funciones innecesarias.
Una ventaja de muchas de estas apps es que se pueden usar offline, algo fundamental para contextos donde la conectividad no siempre es estable. Otras, como Tynker o Brainingcamp, incorporan la geometría en proyectos de codificación o resolución de problemas, integrando competencias múltiples y ofreciendo una experiencia más completa.
Es importante destacar que el rol del docente sigue siendo clave, incluso con las mejores herramientas digitales. Las apps no reemplazan la enseñanza, pero la potencian. Son aliadas que permiten ofrecer variedad, atender diferentes estilos de aprendizaje y acompañar de manera más personalizada. La selección de la app debe considerar los objetivos pedagógicos, el nivel de los estudiantes y las condiciones del entorno.
La geometría no es solo parte del programa escolar, también está presente en la vida diaria: en la arquitectura, el arte, la tecnología, el diseño, los videojuegos. Usar apps para aprender geometría acerca el contenido a lo cotidiano, lo hace visible, manipulable y más comprensible. Además, permite trabajar en proyectos colaborativos, construir modelos, resolver desafíos e incluso crear simulaciones.
En definitiva, si lo que se busca es transformar la enseñanza de la geometría en una experiencia más activa, accesible y atractiva, las aplicaciones digitales pueden ser grandes aliadas. La clave está en animarse a explorar, probar opciones y diseñar propuestas donde el aprendizaje se construya desde el hacer, el jugar y el descubrir.