Por: Maximiliano Catalisano

Aprender Después de la Pandemia: Cómo Recuperar lo Perdido sin Aumentar el Gasto

La pandemia alteró de manera profunda la experiencia escolar de millones de estudiantes y dejó marcas visibles en los aprendizajes, en las trayectorias educativas y en el vínculo con la escuela. Años después del cierre de aulas, la discusión ya no se centra únicamente en lo ocurrido, sino en cómo avanzar hacia una recuperación realista que no dependa de inversiones inalcanzables. Las brechas en lectura, escritura, matemática y hábitos de estudio son hoy una preocupación cotidiana para docentes, directivos y familias, que buscan respuestas concretas y sostenibles. Pensar estrategias de recuperación del aprendizaje implica reconocer el impacto de la pandemia, pero también asumir que existen caminos posibles para recomponer lo perdido sin desbordar los presupuestos educativos.

El aprendizaje no se detuvo por completo durante la pandemia, pero sí se volvió irregular. Mientras algunos estudiantes lograron sostener cierta continuidad, otros quedaron desvinculados de la propuesta escolar durante largos períodos. Esta fragmentación generó aulas heterogéneas, con grandes diferencias en niveles de conocimiento y autonomía, lo que representa uno de los principales desafíos actuales del sistema educativo.

Impacto de la pandemia en los aprendizajes escolares

Las interrupciones prolongadas de la presencialidad, el acceso desigual a dispositivos y conectividad, y la falta de acompañamiento pedagógico sistemático incidieron directamente en los aprendizajes básicos. Las áreas más afectadas fueron aquellas que requieren práctica constante y retroalimentación cercana, como la comprensión lectora, la producción escrita y la resolución de problemas matemáticos.

Además del contenido académico, la pandemia afectó rutinas escolares fundamentales, como la organización del tiempo, la constancia en el estudio y la interacción con pares y docentes. Muchos estudiantes regresaron a la escuela con dificultades para concentrarse, baja tolerancia a la frustración y escasa confianza en sus propias capacidades. Estos factores, aunque menos visibles que los contenidos curriculares, influyen de manera directa en la posibilidad de recuperar aprendizajes.

Desde una mirada institucional, las escuelas también enfrentaron desafíos importantes. La necesidad de reorganizar horarios, priorizar contenidos y atender situaciones emocionales complejas se sumó a una carga administrativa creciente. En este contexto, pensar la recuperación del aprendizaje requiere una estrategia integral que contemple tanto a los estudiantes como a las condiciones reales de trabajo escolar.

Programas de compensación y recuperación educativa

Los programas de compensación surgieron como una respuesta a la pérdida de aprendizajes acumulada durante la pandemia. Sin embargo, no todos lograron el impacto esperado. En muchos casos, se trató de iniciativas aisladas, de corta duración o poco articuladas con la propuesta pedagógica regular, lo que limitó sus resultados.

Una estrategia de recuperación sostenible debe partir de un diagnóstico claro y realista, que permita identificar qué contenidos resultan prioritarios y qué estudiantes requieren mayor acompañamiento. No se trata de “recuperar todo”, sino de reconstruir bases sólidas que permitan continuar aprendiendo. En este sentido, la priorización curricular se convierte en una herramienta clave para evitar la sobrecarga de docentes y estudiantes.

Existen experiencias que demuestran que los programas de compensación pueden implementarse sin grandes costos adicionales. El uso de horas institucionales para tutorías, el trabajo en pequeños grupos dentro del horario escolar y la reorganización de espacios ya existentes permiten brindar apoyo focalizado sin necesidad de crear estructuras paralelas. Estas acciones, bien planificadas, resultan más sostenibles que propuestas externas que dependen de financiamiento discontinuo.

El rol de la escuela en la recuperación del aprendizaje

La escuela es el espacio privilegiado para llevar adelante la recuperación educativa. Lejos de soluciones externas o temporales, es en el aula donde se construyen las condiciones para que los estudiantes vuelvan a aprender con confianza. Para ello, resulta fundamental fortalecer el trabajo pedagógico cotidiano y brindar a los docentes herramientas concretas para abordar la diversidad de niveles presentes.

Una de las estrategias más utilizadas en los procesos de recuperación es la enseñanza basada en proyectos y secuencias integradas, que permiten abordar varios contenidos al mismo tiempo y dar sentido a los aprendizajes. Este enfoque no requiere recursos adicionales, sino una planificación cuidadosa y acuerdos institucionales sobre prioridades pedagógicas.

Asimismo, el seguimiento cercano de las trayectorias escolares resulta clave para evitar nuevas interrupciones. El registro sistemático de avances, dificultades y ausencias permite intervenir a tiempo y ajustar las estrategias de acompañamiento. Desde el punto de vista económico, prevenir el abandono escolar siempre resulta menos costoso que intentar reinsertar a estudiantes que ya se desvincularon del sistema.

Docentes y acompañamiento pedagógico

Los docentes cumplen un papel central en la recuperación del aprendizaje, pero no pueden asumir esta tarea en soledad. La pandemia dejó en evidencia la necesidad de equipos de trabajo colaborativos, donde la planificación conjunta y el intercambio de experiencias se conviertan en prácticas habituales.

El acompañamiento pedagógico, tanto entre pares como desde los equipos de conducción, permite mejorar las propuestas de enseñanza sin recurrir a capacitaciones externas permanentes. Espacios institucionales destinados al análisis de prácticas, al diseño de estrategias comunes y a la reflexión sobre los avances de los estudiantes pueden generar mejoras significativas con recursos ya disponibles.

Invertir tiempo institucional en el fortalecimiento del trabajo docente tiene un impacto directo en la recuperación del aprendizaje. Cuando los docentes cuentan con criterios claros y apoyo sostenido, las estrategias de compensación dejan de ser acciones aisladas y se integran al proyecto educativo de la escuela.

Recuperar aprendizajes con una mirada a largo plazo

La recuperación del aprendizaje no puede pensarse como una acción puntual ni como una respuesta de emergencia. Requiere una mirada a largo plazo, que permita consolidar hábitos de estudio, fortalecer la continuidad escolar y reconstruir el vínculo de los estudiantes con el conocimiento.

Las políticas educativas orientadas a la recuperación deben evitar soluciones rápidas que no se sostienen en el tiempo. Apostar por programas integrados, con objetivos claros y evaluación permanente, permite optimizar los recursos disponibles y generar mejoras reales en los aprendizajes.

Desde una perspectiva económica, las estrategias que fortalecen la escuela como espacio central de recuperación resultan más sostenibles que aquellas basadas en dispositivos externos costosos. Aprovechar la estructura existente, acompañar a los docentes y priorizar contenidos clave son decisiones que permiten avanzar sin aumentar el gasto educativo.

La experiencia de la pandemia dejó aprendizajes importantes para el sistema educativo. Reconocer las dificultades, pero también las posibilidades de adaptación y mejora, es el primer paso para construir una recuperación educativa posible, centrada en los estudiantes y en las condiciones reales de las escuelas.