Por: Maximiliano Catalisano
Las vacaciones pueden ser mucho más que descanso y juegos, también son una oportunidad para que los chicos desarrollen su autonomía en el día a día sin presiones ni apuros de horarios escolares. Durante el año, las rutinas suelen estar marcadas por lo que hay que hacer y por los tiempos de las familias, dejando poco espacio para que los chicos prueben, se equivoquen y aprendan a tomar decisiones por sí mismos. Las vacaciones son un momento ideal para fortalecer su confianza y darlesresponsabilidades acordes a su edad, permitiéndoles crecer mientras disfrutan del tiempo libre. Fomentar la autonomía no se trata de exigirles más, sino de abrirles un camino para que se sientan capaces, aprendan a organizarse y valoren el propio esfuerzo.
Darles participación en las decisiones diarias
Permitir que los chicos participen en decisiones cotidianas, como elegir la ropa que van a usar, colaborar en la planificación de una salida o decidir qué juego quieren realizar, les brinda la posibilidad de sentirse parte activa de la familia. Aunque parezcan detalles pequeños, estas elecciones fortalecen su confianza y les enseñan que sus opiniones tienen valor. Durante las vacaciones, pueden planificar juntos una salida al parque, preparar una merienda especial o pensar en actividades para compartir con amigos.
Involucrarlos en tareas del hogar
Realizar tareas del hogar no es un castigo, es una oportunidad de aprendizaje. Durante las vacaciones, los chicos pueden participar en actividades como poner la mesa, regar las plantas, doblar su ropa o ayudar a preparar una comida sencilla. Estas acciones fomentan la responsabilidad y la organización, y refuerzan la importancia de cuidar los espacios compartidos. Es importante ofrecerles tareas que sean acordes a su edad y reconocer su participación, valorando su esfuerzo más allá del resultado.
Proponer rutinas flexibles
Tener una rutina no significa perder la libertad de las vacaciones, sino ofrecer un marco que les permita organizar sus tiempos. Pueden establecer juntos horarios para levantarse, momentos de juego libre, de lectura o de salidas al aire libre. Esto les ayuda a desarrollar habilidades de organización, a comprender la importancia del tiempo y a participar de forma activa en la planificación de su día.
Permitir que se equivoquen
Parte de aprender a ser autónomos implica equivocarse y volver a intentar. Durante las vacaciones, se pueden dar espacios donde los chicos realicen actividades por sí mismos, aunque no salgan perfectas. Pueden preparar su mochila para una salida, servirse el desayuno o intentar resolver un juego de forma independiente. Lo importante es acompañarlos sin intervenir de inmediato, dejando que prueben, descubran y encuentren sus propios métodos para resolver las situaciones.
Fomentar el juego libre
El juego libre es un espacio donde los chicos toman decisiones, crean historias y se enfrentan a pequeños desafíos de manera natural. Durante las vacaciones, es valioso dejar momentos sin actividades estructuradas para que puedan inventar juegos, armar construcciones, dibujar o explorar con lo que tengan a mano. Este tipo de juego fortalece su creatividad y les permite aprender a gestionar su tiempo, elegir en qué quieren enfocarse y disfrutar de sus propios intereses.
Promover la lectura y la curiosidad
La lectura puede convertirse en una actividad que refuerce la autonomía. Permitirles elegir libros que les gusten, establecer momentos de lectura independiente y conversar sobre lo que están leyendo les enseña a valorar el tiempo dedicado a aprender por placer. También se pueden proponer actividades que despierten la curiosidad, como investigar sobre un tema que les interese o explorar la naturaleza durante una caminata, reforzando su interés por descubrir el mundo.
Escucharlos y acompañar sus procesos
Fomentar la autonomía no significa dejarlos solos, sino acompañar sus procesos con paciencia. Escuchar sus opiniones, permitirles expresar lo que piensan y dar lugar a sus ideas refuerza la confianza en sí mismos. Durante las vacaciones, es importante dedicar momentos de escucha, donde puedan compartir lo que sienten y desean, construyendo un vínculo de confianza que les permita animarse a tomar decisiones.
Aprovechar las vacaciones como un tiempo de crecimiento
Las vacaciones son un momento único para fortalecer la autonomía de los chicos sin el apuro de las rutinas escolares. Involucrarlos en las decisiones cotidianas, permitirles colaborar en las tareas, ofrecer rutinas flexibles y dejar espacios de juego libre contribuyen a que aprendan a gestionar su tiempo y a confiar en sus capacidades. Acompañarlos en este proceso es un regalo que les permitirá crecer con seguridad, valorar sus logros y disfrutar de cada paso hacia su independencia.