Por: Maximiliano Catalisano

El receso escolar es un momento esperado por muchos chicos y familias, ya que permite cortar con las rutinas de la escuela, descansar y disfrutar de momentos compartidos. Sin embargo, después de los primeros días de descanso, muchas familias comienzan a preguntarse cómo mantener a los chicos activos, curiosos y aprendiendo sin que sientan que están haciendo tareas obligatorias. Encontrar actividades educativas que se puedan hacer en casa durante el receso puede convertirse en una oportunidad para aprender de forma divertida, fortalecer vínculos y sostener hábitos que aporten orden y bienestar durante las vacaciones.

El receso ofrece un tiempo ideal para fomentar la lectura por placer. Preparar un rincón de lectura en casa, elegir cuentos juntos o compartir momentos de lectura en voz alta contribuye a mantener el contacto con la palabra escrita, ampliando vocabulario y estimulando la imaginación. No se trata de imponer tiempos rígidos de lectura, sino de acompañar este hábito con tranquilidad, respetando los intereses de cada chico.

Las actividades de cocina también pueden convertirse en instancias educativas durante el receso. Cocinar juntos permite trabajar medidas, cantidades, seguir instrucciones y organizar pasos, mientras se comparten momentos de disfrute en familia. Preparar recetas simples, como galletitas o pan casero, puede transformarse en un momento de aprendizaje práctico, donde se integran la matemática, la organización y el trabajo en equipo.

Jugar juegos de mesa en casa es otra forma de sostener aprendizajes de manera lúdica. Juegos que impliquen sumar, restar, leer instrucciones o resolver desafíos de palabras permiten reforzar contenidos escolares de forma natural, mientras se fortalece la paciencia, la atención y la tolerancia a la frustración. Además, estos momentos de juego fortalecen el vínculo familiar y ofrecen espacios de diversión compartida.

Realizar manualidades o proyectos de arte aporta grandes beneficios durante el receso. Preparar collages, crear máscaras, armar maquetas con materiales reciclados o pintar con témperas ayuda a estimular la creatividad, desarrollar la motricidad fina y expresar emociones. Estas actividades no requieren grandes gastos y pueden planificarse con materiales disponibles en casa, invitando a los chicos a explorar sus ideas y a disfrutar de sus producciones.

Durante el receso también es posible reforzar el contacto con la naturaleza y el movimiento físico. Realizar caminatas en la plaza del barrio, explorar parques cercanos o simplemente organizar juegos al aire libre contribuye al bienestar físico y emocional de los chicos, favoreciendo la curiosidad y el contacto con el entorno.

Las actividades educativas en casa pueden incluir propuestas de ciencia casera. Experimentos sencillos, como hacer un volcán con bicarbonato y vinagre o germinar una semilla en algodón, despiertan el interés por explorar y formular preguntas sobre lo que sucede, fortaleciendo la observación y el pensamiento lógico.

Preparar un diario de vacaciones es otra opción para mantener activo el hábito de la escritura de forma divertida. Se puede invitar a los chicos a registrar con dibujos, palabras o fotos lo que van viviendo durante el receso, anotando pequeñas anécdotas o actividades que les gustaron. Este diario puede convertirse en un recuerdo valioso y en una herramienta para reforzar la expresión escrita sin que se sienta como una obligación escolar.

Escuchar música, cantar y bailar también aportan a la formación integral durante el receso. Explorar canciones de diferentes géneros, investigar sobre instrumentos musicales y disfrutar de momentos de baile en casa permite trabajar la expresión corporal, el ritmo y el disfrute del arte.

Las familias pueden aprovechar este tiempo para enseñar a los chicos pequeñas tareas del hogar de forma compartida y divertida. Aprender a doblar ropa, ordenar juguetes, barrer o regar las plantas fomenta la autonomía y el sentido de colaboración, reforzando hábitos que se sostendrán durante la etapa escolar.

Mantener pequeñas rutinas durante el receso escolar aporta orden y tranquilidad en casa. Aunque las vacaciones inviten a horarios más flexibles, es recomendable conservar horarios de descanso, momentos de comidas y espacios para las actividades propuestas, cuidando el equilibrio entre descanso, juego y aprendizaje.

Las actividades educativas durante el receso no buscan reemplazar las clases ni generar una sobrecarga de responsabilidades, sino sostener la curiosidad y el interés por aprender en un ambiente relajado y de disfrute. Cada familia puede adaptar estas propuestas según su ritmo, intereses y posibilidades, priorizando siempre el bienestar de los chicos y el compartir tiempo de calidad.

Convertir el receso escolar en una oportunidad de aprendizaje cotidiano, a través de actividades sencillas en casa, permite que los chicos mantengan el hábito de aprender con alegría, desarrollen nuevas habilidades y fortalezcan el vínculo con quienes los acompañan cada día, preparándolos con confianza para la vuelta a clases.