Por: Maximiliano Catalisano

Cada fecha especial que se celebra en el jardín de infantes es una oportunidad para acercar a los niños a la historia, la cultura y los valores de la comunidad. Sin embargo, planificar un calendario de efemérides puede ser un desafío si no se organiza de manera estratégica. La clave está en seleccionar fechas significativas, adaptarlas a la edad de los niños y encontrar actividades que les permitan comprender su importancia de forma vivencial.

El primer paso es definir qué efemérides incluir. No se trata de llenar el calendario con todas las fechas posibles, sino de elegir aquellas que tengan un sentido para los pequeños y puedan ser trabajadas de manera concreta. Fechas patrias, celebraciones culturales y jornadas relacionadas con la naturaleza o los derechos de la infancia suelen ser las más relevantes en esta etapa.

Una vez seleccionadas, es importante distribuirlas a lo largo del año para evitar acumulaciones y asegurarse de que cada efeméride tenga el tiempo necesario para ser trabajada. Algunas pueden abordarse con proyectos cortos, mientras que otras pueden formar parte de actividades continuas.

La manera en que se presentan las efemérides en el aula influye en el interés de los niños. Los recursos visuales, las narraciones, los juegos y las dramatizaciones ayudan a acercar los conceptos de manera atractiva. En lugar de limitarse a contar qué ocurrió en una fecha determinada, se puede invitar a los niños a participar activamente a través de experiencias sensoriales y creativas.

La familia también puede formar parte de estas conmemoraciones. Incluir a las familias en actividades especiales, como la creación de murales colaborativos o el armado de relatos sobre cómo vivieron ciertas fechas en su infancia, enriquece el aprendizaje y fortalece los lazos entre escuela y hogar.

Planificar un calendario de efemérides para el nivel inicial no solo permite transmitir conocimientos, sino también generar experiencias significativas que acompañarán a los niños en su desarrollo. Al convertir cada celebración en una vivencia enriquecedora, se fomenta el interés por aprender y se construyen recuerdos que permanecerán en el tiempo.