Por: Maximiliano Catalisano

Hay preguntas que aparecen cada semana en las escuelas: ¿cuántas faltas puede tener un estudiante antes de perder la regularidad? ¿cómo acompañar a quienes faltan seguido para que continúen aprendiendo? ¿qué responsabilidades tiene la escuela cuando un estudiante deja de asistir? Conocer la normativa que regula la asistencia y permanencia de los estudiantes es clave para que los equipos escolares puedan acompañar las trayectorias sin perder de vista el marco legal, evitando interpretaciones erróneas y garantizando el derecho a la educación de cada niño, niña y adolescente. Comprender cómo se articula esta normativa con la realidad cotidiana de cada escuela permite tomar decisiones claras, planificar estrategias de seguimiento y trabajar con las familias de manera respetuosa y cercana.

En Argentina, el derecho a la educación está protegido por la Ley de Educación Nacional N° 26.206, que establece que la educación es obligatoria desde los 4 años hasta la finalización de la escuela secundaria. Esta ley señala que el Estado y las instituciones educativas tienen la responsabilidad de garantizar la permanencia y la terminalidad de los estudiantes, promoviendo acciones que acompañen las trayectorias y evitando las interrupciones que puedan afectar su derecho a aprender.

Cada jurisdicción cuenta con resoluciones y normativas específicas que regulan las inasistencias, la regularidad y las condiciones de promoción de los estudiantes, estableciendo procedimientos para la justificación de las faltas, la comunicación con las familias y el seguimiento de las trayectorias escolares. Estas normativas suelen contemplar la cantidad de inasistencias permitidas por ciclo lectivo o por trimestre, las justificaciones válidas (enfermedad, trámites, razones familiares de fuerza mayor, entre otras) y los procedimientos de reincorporación en caso de superar el límite establecido.

En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, la Resolución 587/11 regula el régimen académico en el nivel secundario, contemplando la asistencia y la permanencia de los estudiantes en la escuela. Este régimen indica que se deben registrar las inasistencias en forma diaria y que las mismas pueden justificarse en determinados casos, detallando los procedimientos para presentar certificados médicos o notas de las familias. Además, establece que las escuelas deben implementar estrategias de acompañamiento ante inasistencias reiteradas, generando instancias de diálogo con las familias y promoviendo acciones para evitar el abandono escolar.

Es importante destacar que, en todos los casos, la normativa no busca expulsar estudiantes por inasistencias, sino que se centra en promover la permanencia y acompañar las trayectorias, entendiendo que detrás de la inasistencia pueden existir causas que requieren atención y trabajo conjunto con las familias y con los propios estudiantes. Las inasistencias reiteradas suelen ser un indicador de que algo está afectando la trayectoria escolar, por lo que la normativa invita a las instituciones a intervenir con estrategias de acompañamiento.

Las escuelas deben contar con registros claros y actualizados de asistencia, lo que permite realizar un seguimiento de cada estudiante y detectar a tiempo situaciones que puedan derivar en la interrupción de la trayectoria. Este registro facilita la planificación de acciones de seguimiento, la elaboración de informes y el trabajo articulado con equipos de orientación escolar, servicios locales de protección de derechos y otros organismos que puedan intervenir cuando la situación lo requiera.

La normativa también establece la importancia de la comunicación con las familias ante inasistencias reiteradas. En muchos casos, el desconocimiento de la situación por parte de los adultos responsables, la falta de información sobre los riesgos que implican las ausencias o las dificultades para acompañar la escolaridad generan un distanciamiento que se puede revertir con instancias de diálogo. La normativa invita a las escuelas a generar encuentros con las familias, comunicarles las inasistencias y trabajar de manera conjunta para buscar soluciones que permitan sostener la presencia y la participación de los estudiantes.

Además, los marcos normativos suelen contemplar la realización de planes de acompañamiento o de refuerzo cuando las inasistencias impactan en los aprendizajes. De este modo, se busca que los estudiantes puedan recuperar contenidos y sostener sus trayectorias con apoyo de la institución, evitando que las faltas se transformen en una causa de repitencia o de abandono. Las escuelas pueden implementar tutorías, espacios de apoyo escolar, adaptaciones en las propuestas de enseñanza y acompañamiento individualizado según las necesidades de cada caso.

Es importante que los equipos escolares conozcan en profundidad la normativa vigente en su jurisdicción y que puedan analizarla a la luz de las realidades que atraviesan los estudiantes. El conocimiento de la normativa permite que las decisiones institucionales se tomen con claridad y que se planifiquen estrategias pedagógicas que garanticen el derecho a la educación. Además, fortalece el trabajo en equipo, ya que contar con un marco común de referencia facilita la toma de decisiones y la implementación de acuerdos institucionales.

El trabajo con la normativa también contribuye a fortalecer el lazo con las familias, ya que permite explicar de manera clara las responsabilidades de cada parte, las posibilidades de justificación de inasistencias y los riesgos que implica la discontinuidad en la asistencia. Desde un enfoque de cuidado y respeto, la normativa puede convertirse en una herramienta para sostener el diálogo y la corresponsabilidad entre la escuela y las familias.

Si estás buscando fortalecer las estrategias de seguimiento de trayectorias en tu escuela, conocer en detalle la normativa que regula la asistencia y permanencia de los estudiantes es un paso clave. A partir de allí, podés planificar acciones de registro, seguimiento, comunicación con las familias y acompañamiento pedagógico que permitan sostener la presencia de cada estudiante en la escuela, cuidando su derecho a aprender y a ser parte de la comunidad educativa.

La normativa sobre asistencia y permanencia no es solo un marco legal, es también una herramienta de cuidado, de acompañamiento y de garantía de derechos. Conocerla, aplicarla y reflexionar sobre ella en el equipo docente permite construir escuelas que acompañan, que cuidan y que trabajan cada día para que cada estudiante tenga un lugar donde aprender, crecer y proyectar su futuro.