Por: Maximiliano Catalisano

En cada jornada escolar, detrás de cada clase, cada recreo cuidado y cada cuaderno revisado, hay una trama invisible de personas que sostienen la vida de la escuela. No se trata solo de los directivos tomando decisiones ni de los docentes cumpliendo horarios. Existe un trabajo compartido, una construcción colectiva donde cada persona tiene un rol que se complementa con otros, generando un entramado de cuidado, de escucha y de acción cotidiana que permite que la escuela funcione. A esto se lo llama co-responsabilidad en la gestión escolar, y conocer en qué consiste permite fortalecer equipos, ordenar tareas y construir una comunidad educativa más comprometida con el derecho a aprender de cada estudiante.

La co-responsabilidad en la gestión escolar significa asumir que la tarea de conducir una institución educativa no depende de una sola persona, sino que requiere la participación activa y consciente de todos los actores que forman parte de la escuela. Desde la conducción, los docentes, el personal de apoyo, los equipos de orientación, las familias y los estudiantes, todos pueden aportar desde su lugar para que la escuela sea un espacio donde enseñar y aprender sea posible.

Este concepto se vincula con la idea de participación activa y con el sentido de pertenencia institucional. Cuando se construye co-responsabilidad en la gestión, se crean condiciones para que cada integrante del equipo pueda asumir tareas, proponer ideas, identificar necesidades y colaborar con soluciones, en lugar de esperar que todas las decisiones y respuestas provengan exclusivamente del equipo directivo.

Construir co-responsabilidad en la gestión escolar implica definir roles con claridad, compartiendo con cada persona cuáles son sus responsabilidades, sus funciones y sus posibilidades de aportar al funcionamiento de la escuela. Esta claridad permite que cada uno comprenda que su tarea no es aislada, sino que forma parte de un todo que se sostiene gracias al compromiso y al trabajo en conjunto.

En este sentido, la co-responsabilidad se refleja en la planificación de proyectos institucionales, en la organización de jornadas de reflexión, en la distribución de tareas de cuidado y en la colaboración con la gestión de la documentación pedagógica y administrativa. Cada acción cotidiana puede ser una oportunidad para fortalecer la co-responsabilidad si se comparte con claridad la información y se brinda la posibilidad de participación.

La co-responsabilidad no implica delegar tareas sin acompañamiento, sino compartir la toma de decisiones, escuchar propuestas y sostener espacios de diálogo donde se puedan expresar ideas y preocupaciones. Esto requiere que los equipos de conducción generen instancias de encuentro donde se pueda construir de manera conjunta, creando un clima de trabajo basado en la confianza, el respeto y el compromiso con la tarea educativa.

En la práctica, construir co-responsabilidad en la gestión escolar implica que los docentes participen activamente en la planificación de proyectos, en la identificación de necesidades formativas de los estudiantes, en la detección de dificultades de convivencia y en la búsqueda de estrategias de acompañamiento. También implica que el personal de apoyo pueda colaborar en la organización de espacios y tiempos escolares, aportando su mirada y sugerencias para mejorar las condiciones cotidianas de trabajo.

Las familias también forman parte de esta construcción cuando se generan espacios de comunicación donde puedan compartir sus preocupaciones, recibir información clara y participar en la vida institucional de la escuela, acompañando las trayectorias escolares de sus hijos en un clima de respeto mutuo.

Los estudiantes, por su parte, pueden participar en la construcción de acuerdos de convivencia, en la planificación de actividades escolares y en la generación de propuestas que fortalezcan la vida institucional. Incluir sus voces no solo enriquece la gestión, sino que fortalece su sentido de pertenencia y su compromiso con el cuidado de los espacios comunes.

Para construir co-responsabilidad en la gestión escolar es importante que exista un proyecto institucional claro, con objetivos definidos que puedan ser compartidos con todos los integrantes de la comunidad. Este proyecto permite orientar las acciones, definir prioridades y construir una mirada compartida sobre hacia dónde se quiere caminar como institución.

El seguimiento de las acciones y la evaluación de los proyectos forman parte de este proceso de construcción colectiva. Evaluar no es solo calificar, sino analizar qué se está haciendo, cómo se está llevando adelante y qué ajustes pueden realizarse para mejorar. Este análisis permite identificar logros, dificultades y aspectos que necesitan reforzarse, fortaleciendo la gestión escolar de manera participativa.

La co-responsabilidad también se refleja en el cuidado de la comunicación institucional, generando canales claros, accesibles y respetuosos que permitan compartir información de manera oportuna. La transparencia en la comunicación fortalece la confianza entre los miembros de la comunidad y permite anticipar dificultades, resolver conflictos y construir acuerdos que favorezcan la tarea educativa.

En definitiva, la co-responsabilidad en la gestión escolar es un modo de entender que cada persona forma parte de un proyecto colectivo y que, al asumir compromisos de manera compartida, la escuela se fortalece como comunidad. Permite construir un clima institucional basado en la confianza y en la cooperación, generando un entorno donde enseñar y aprender sea posible, cuidando a quienes forman parte de la comunidad y garantizando que cada estudiante pueda desarrollar su trayectoria escolar en un espacio que lo sostenga y lo respete.