Por: Maximiliano Catalisano

En tiempos donde las agendas se llenan de actividades escolares, talleres, deportes y tareas, hablar de la importancia del tiempo libre parece un desafío. Muchas familias sienten que si los chicos no están ocupados todo el día están perdiendo oportunidades o se “atrasan” frente a otros. Sin embargo, el tiempo libre no es tiempo perdido, es un espacio necesario para que los chicos descansen, jueguen, creen, imaginen y aprendan a conocerse. Comunicar a las familias este valor puede cambiar la forma en que se viven las rutinas, permitiendo que los chicos disfruten y crezcan de forma saludable.

El tiempo libre permite que los chicos puedan jugar de manera espontánea, elegir actividades que disfruten y tener momentos de calma en un mundo que va rápido. Este tiempo sin estructuras rígidas ayuda a que los chicos puedan pensar, desarrollar su creatividad y aprender a manejarse con autonomía. También les da la oportunidad de aburrirse, algo que muchas veces genera incomodidad en los adultos, pero que es necesario para que los chicos aprendan a crear sus propios juegos, a explorar intereses y a descubrir qué les gusta.

Muchas veces las familias llenan la agenda de actividades con la intención de ofrecerles lo mejor a sus hijos, pero sin darse cuenta terminan generando cansancio, falta de disfrute y estrés en chicos que necesitan tiempo para ser niños. Comunicar la importancia del tiempo libre implica explicar que no es un lujo, sino una necesidad para el desarrollo integral, ya que el descanso y el juego libre favorecen el bienestar emocional, social y físico de los chicos.

El tiempo libre también es un espacio para fortalecer vínculos. Compartir una tarde de juegos en casa, salir a caminar sin horarios o simplemente estar juntos sin objetivos externos genera momentos de conexión que fortalecen las relaciones familiares. Los chicos recuerdan con afecto estos espacios donde se sienten escuchados y acompañados, donde pueden conversar, compartir risas y disfrutar de la presencia de sus adultos de referencia.

Explicar a las familias que el tiempo libre no implica desinterés por el aprendizaje es clave. En el juego libre los chicos exploran el mundo, desarrollan habilidades sociales, fortalecen su imaginación y resuelven conflictos. Aprenden a tomar decisiones, a organizar tiempos de juego, a crear reglas y a adaptarlas, aspectos que aportan a su desarrollo personal y escolar de forma indirecta pero profunda.

Los adultos también pueden ofrecer materiales que inviten a los chicos a usar su tiempo libre con disfrute: libros, materiales de arte, juegos de mesa, elementos para armar construcciones o instrumentos musicales. Sin imponer actividades, estos recursos pueden motivar a los chicos a explorar sus intereses, descubriendo actividades que los apasionen y que puedan sostener en el tiempo por elección propia.

Es importante transmitir a las familias que el tiempo libre es tiempo de calidad, no de cantidad de actividades. No se trata de llenarlo con propuestas constantes, sino de abrir espacios donde los chicos puedan moverse con libertad, descansar cuando lo necesitan, aburrirse y buscar alternativas por sí mismos. Este proceso de exploración forma parte del crecimiento y de la construcción de autonomía.

La importancia del tiempo libre también se relaciona con el descanso. Los chicos necesitan pausas para asimilar lo aprendido, para relajarse y para cuidar su salud emocional. Cuando no tienen estos espacios, pueden aparecer señales de cansancio, falta de motivación o irritabilidad, que muchas veces se confunden con “falta de interés” o “rebeldía”. Explicar que el descanso es parte del aprendizaje es fundamental para que las familias comprendan que cada chico necesita tiempos de pausa.

Los espacios escolares y comunitarios pueden reforzar este mensaje compartiendo con las familias información clara sobre la importancia del tiempo libre. Utilizar reuniones, cuadernos de comunicados o charlas informales para conversar sobre este tema genera conciencia sobre la necesidad de cuidar estos tiempos en la infancia. Los docentes pueden compartir ejemplos de cómo el tiempo libre favorece el bienestar de los chicos y cómo esto impacta positivamente en sus aprendizajes y en su estado de ánimo.

Comunicar a las familias la importancia del tiempo libre es una forma de cuidar a los chicos, de proteger su derecho al descanso, al juego y a la exploración del mundo. Es un mensaje que invita a repensar las rutinas diarias, a animarse a soltar agendas sobrecargadas y a valorar los momentos de calma como espacios de crecimiento y felicidad.

Los chicos necesitan tiempo para ser chicos. Ayudar a las familias a comprender que el tiempo libre no es un espacio vacío, sino un espacio lleno de posibilidades, es una manera de acompañar su desarrollo con respeto, cuidado y amor.