Por: Maximiliano Catalisano

Hay momentos en la escuela que despiertan nervios en docentes, estudiantes y familias, y las mesas de exámenes son uno de ellos. Cuando en esas mesas participan estudiantes que cuentan con adaptaciones, surgen preguntas sobre cómo sostener la justicia en la evaluación, cómo garantizar que cada uno pueda demostrar lo que aprendió y cómo se organiza la tarea para no generar estrés innecesario. Organizar una mesa de exámenes con adaptaciones no significa bajar expectativas, sino preparar el escenario para que cada estudiante pueda rendir en un contexto cuidado y respetuoso, mostrando sus logros y fortaleciendo su confianza en el aprendizaje.

Comprender las adaptaciones en la mesa de examen

Las adaptaciones en una mesa de examen no son favores ni beneficios extraordinarios, sino una forma de garantizar que cada estudiante pueda mostrar sus aprendizajes a través de los apoyos necesarios. Estas adaptaciones pueden incluir más tiempo para rendir, el uso de apoyos visuales, la posibilidad de exponer de forma oral en lugar de escrita, consignas simplificadas en su redacción o el acompañamiento de un docente de apoyo en la instancia de evaluación.

Para organizar correctamente la mesa, es importante contar previamente con el proyecto pedagógico individual o los acuerdos institucionales en los que se detallen las adaptaciones que el estudiante requiere, para evitar decisiones improvisadas. La comunicación entre el docente del espacio, el equipo de orientación y el estudiante es fundamental para que todos conozcan las condiciones en las que se realizará el examen y para que el estudiante pueda prepararse con claridad.

La planificación de la mesa con adaptaciones

Al momento de organizar una mesa de exámenes, es recomendable planificar con anticipación, previendo los tiempos y recursos necesarios para que la instancia de evaluación sea accesible. La selección de la fecha y del horario debe contemplar que el estudiante pueda disponer del tiempo necesario para rendir con tranquilidad, considerando pausas si las necesita, para evitar el cansancio excesivo.

El lugar físico donde se toma la mesa también debe ser tenido en cuenta, procurando un espacio tranquilo, con buena iluminación, donde el estudiante no se sienta observado de manera invasiva y pueda concentrarse. La presencia de un docente de apoyo o de un referente que acompañe durante el examen puede ser de ayuda para clarificar consignas, guiar al estudiante en la administración del tiempo o brindar apoyo emocional en caso de ser necesario.

La elaboración de consignas adaptadas

Un punto central en la organización de mesas de examen con estudiantes con adaptaciones es la elaboración de consignas claras, accesibles y coherentes con los objetivos de enseñanza trabajados durante el año. Las consignas deben estar formuladas de manera sencilla, evitando enunciados largos o complejos, utilizando ejemplos cuando sea necesario y ofreciendo opciones de respuesta que permitan al estudiante demostrar sus conocimientos.

En muchos casos, se puede habilitar al estudiante a rendir de manera oral, con la presencia de dos docentes que actúen como tribunal, registrando las respuestas y valorando los aprendizajes alcanzados. También es posible habilitar la presentación de proyectos, carpetas de trabajo o producciones previas que den cuenta de los saberes construidos, siempre en sintonía con las expectativas y objetivos de la materia.

La mirada pedagógica durante el examen

Durante la mesa de examen, la actitud del docente evaluador es fundamental para sostener un clima de calma, escucha y respeto. Es importante explicar al estudiante cómo se desarrollará el examen, qué se espera de su participación y cuáles son los tiempos previstos para cada instancia. Permitir al estudiante realizar preguntas sobre las consignas, solicitar aclaraciones y tomarse el tiempo necesario para pensar sus respuestas contribuye a que pueda demostrar lo que sabe sin temor.

El examen no debe ser una instancia de tensión, sino un espacio donde el estudiante pueda mostrar sus avances y en el que el docente pueda valorar de manera justa sus aprendizajes. Mantener un registro de lo que se va evaluando, con notas claras sobre los logros y sobre aquellos aspectos que requieran ser reforzados en el futuro, enriquece el proceso de enseñanza y evaluación.

El rol de la escuela y las familias

La organización de las mesas de examen con estudiantes que requieren adaptaciones es una tarea institucional que implica a toda la escuela. Los equipos de conducción, los docentes, los equipos de orientación y las familias deben estar en comunicación, con acuerdos claros sobre las condiciones de las evaluaciones y los apoyos necesarios. Informar previamente a las familias sobre la fecha, la modalidad de evaluación y las adaptaciones previstas ayuda a que puedan acompañar al estudiante en su preparación, fortaleciendo su seguridad.

El trabajo en conjunto con las familias también permite anticipar situaciones que puedan generar ansiedad en el estudiante, buscando estrategias de acompañamiento antes, durante y después del examen. Además, es importante que la escuela informe de manera clara sobre los criterios de evaluación, evitando confusiones o malos entendidos que puedan surgir en esta instancia.

Una oportunidad para valorar aprendizajes

Las mesas de exámenes con adaptaciones no deben verse como una carga extra, sino como una oportunidad para valorar los aprendizajes de cada estudiante y para sostener su trayectoria escolar con responsabilidad y sensibilidad. Cada mesa organizada con tiempo, con consignas claras y con apoyos pertinentes fortalece la confianza del estudiante y le permite transitar la instancia de evaluación de forma respetuosa y cuidada.

La escuela tiene la responsabilidad de garantizar que cada estudiante pueda mostrar lo que aprendió, respetando sus tiempos y necesidades, reconociendo que las diferencias no son un obstáculo para aprender, sino una oportunidad para revisar nuestras prácticas y crear propuestas que sean accesibles para todos.

Cada mesa de examen es una oportunidad para demostrar que la evaluación puede ser justa, cuidada y significativa, dejando en el estudiante la sensación de haber sido escuchado, acompañado y valorado en su recorrido de aprendizaje.