Por: Maximiliano Catalisano

Las pantallas ya no son un mundo aparte. Hoy, lo digital atraviesa la escuela, el hogar, la comunicación y hasta las tareas más cotidianas. En este contexto, acompañar a las familias implica mucho más que enviar circulares por WhatsApp. Se trata de entender sus dudas, ayudarlas a organizarse, y construir un vínculo donde la tecnología sea una aliada, no una barrera.

Uno de los primeros pasos es reconocer que no todas las familias tienen las mismas herramientas ni los mismos conocimientos digitales. Algunas están familiarizadas con plataformas educativas y trámites virtuales; otras, en cambio, apenas se sienten cómodas usando un correo electrónico o una aplicación. Por eso, es importante generar canales de comunicación claros y accesibles, donde puedan consultar sin sentirse juzgadas ni desbordadas.

La planificación de pequeños encuentros virtuales o presenciales, breves pero frecuentes, puede marcar la diferencia. No hace falta hacer grandes charlas técnicas: mostrar cómo se accede al aula virtual, explicar cómo funciona el calendario escolar digital o cómo enviar una tarea por la plataforma ya es de gran ayuda. La clave está en hablar un lenguaje sencillo y cercano.

También es útil compartir tutoriales breves en formato de video o PDF, diseñados desde lo cotidiano. Por ejemplo, “cómo ver las calificaciones de mi hijo en la plataforma”, “cómo conectarse a una videollamada sin errores” o “cómo avisar si mi hijo no puede asistir a clases”. Este tipo de recursos evita frustraciones y mejora el vínculo entre la escuela y el hogar.

El acompañamiento también implica contención. Muchos adultos sienten culpa o preocupación por no poder “estar a la altura” de las demandas escolares digitales. Frente a eso, es importante recordarles que lo más valioso es su presencia y su interés. Saber que están ahí, que preguntan, que se interesan, ya es un puente potente para el aprendizaje.

Por último, no hay que olvidar que acompañar también significa escuchar. Preguntar cómo se sienten, qué dificultades tienen, qué ideas proponen, fortalece la confianza y permite construir una comunidad educativa más cercana. La tecnología no debe ser un obstáculo, sino una excusa para encontrarnos desde otros lugares.