Por: Maximiliano Catalisano

El final de las vacaciones suele traer sensaciones encontradas en casa. Por un lado, la calma y el descanso que tanto disfrutaron, y por otro, la inquietud de saber que se acerca la vuelta a la escuela con sus horarios, tareas y rutinas. Muchas familias se preguntan cómo ayudar a sus hijos a recuperar hábitos de sueño y estudio sin convertir los últimos días de vacaciones en una carrera de discusiones y enojos. Estos días pueden ser una oportunidad para acompañar a los chicos a reconectarse con las rutinas de forma gradual, con serenidad y entusiasmo por el nuevo ciclo que comienza, evitando que el regreso se sienta como un corte abrupto.

Anticipar horarios sin tensiones

Uno de los puntos que más cuesta al volver a clases es el horario de sueño y de despertarse. Durante las vacaciones, muchos chicos se acuestan tarde y se levantan a media mañana, lo que genera cansancio en los primeros días de clases. Para ayudar, se pueden adelantar de a poco los horarios de ir a la cama y de levantarse, incluso quince minutos cada día. Hacerlo con tiempo permite que el cuerpo y la mente se acomoden sin tensión y que los primeros días de clases no resulten tan difíciles. Acompañar este cambio con rutinas tranquilas antes de dormir, como leer un cuento o conversar sobre algo lindo del día, ayuda a que el momento de ir a la cama sea un momento de calma.

Reorganizar las comidas y actividades del día

Durante las vacaciones, los horarios de comidas suelen volverse flexibles. Para prepararse para la escuela, es útil volver a ordenar los horarios de desayuno, almuerzo y cena, intentando que sean similares a los que tendrán durante el ciclo escolar. Esto ayuda al cuerpo a acostumbrarse a los tiempos y evita correr a último momento por la mañana. También se puede retomar actividades como preparar juntos la mochila o elegir la ropa del día anterior, para que los chicos sientan que participan y se vayan anticipando al inicio de clases de manera positiva.

Hablar sobre lo que viene

Los últimos días de vacaciones son un buen momento para conversar con los chicos sobre el regreso a clases, pero sin presionar ni generar ansiedad. Se puede hablar sobre lo que más les gusta de la escuela, los amigos que van a ver, los juegos del recreo y los proyectos que les interesan. Esto ayuda a que asocien la vuelta con cosas buenas y no solo con obligaciones. También se puede preguntarles si tienen alguna inquietud sobre la vuelta a clases, escucharlos con calma y validar lo que sienten, para que sientan confianza al compartir sus emociones.

Organizar un espacio de estudio

Si durante las vacaciones el espacio de estudio se llenó de juguetes o dejó de usarse, los últimos días de vacaciones son un buen momento para ordenarlo juntos. No se trata de armar un lugar perfecto, sino de generar un espacio cómodo y tranquilo donde puedan hacer sus tareas, con los materiales a mano. Involucrar a los chicos en esta organización les da sensación de control y los ayuda a prepararse mentalmente para el regreso a la escuela.

Cuidar la conexión familiar

En la vuelta a clases suele aumentar la cantidad de tareas y la agenda se llena de actividades. Por eso, en los últimos días de vacaciones es importante disfrutar momentos de conexión familiar, salidas al aire libre, juegos compartidos o charlas sin apuro. Estos momentos refuerzan el vínculo y permiten que los chicos se sientan acompañados para afrontar el regreso con confianza. Además, compartir actividades en familia antes de volver a la rutina ayuda a cerrar el período de vacaciones con buenos recuerdos.

Planificar el primer día de clases

Los días previos al inicio de clases se puede preparar juntos la mochila, elegir la ropa del primer día, pensar juntos el desayuno y hablar sobre cómo será la entrada a la escuela. Esta planificación genera calma y previsibilidad. Los chicos sienten seguridad cuando saben qué esperar y qué cosas necesitan llevar, evitando correr a último momento. También se puede organizar un pequeño ritual de bienvenida al ciclo lectivo, como un desayuno especial o sacarse una foto antes de ir a la escuela.

Ajustar expectativas con flexibilidad

La vuelta a la rutina puede llevar unos días de adaptación, tanto para los chicos como para los adultos. Es importante tener paciencia con este proceso y entender que puede haber cansancio, cambios de humor y necesidad de ajustar algunas cuestiones sobre la marcha. Brindar apoyo, mantener la calma y reforzar los hábitos con cariño permite que la vuelta a clases se transite de manera más serena.

Un cierre que fortalezca la confianza

Los últimos días de vacaciones no tienen que ser un motivo de estrés, sino una oportunidad para reforzar la seguridad en los chicos y en la familia. Recuperar las rutinas de forma gradual, organizar juntos lo necesario para la escuela, conversar sobre lo que se viene y cuidar los momentos de conexión permite que el regreso a clases se viva con más calma y entusiasmo. Preparar estos días con cariño y presencia es una forma de mostrarles a los chicos que cuentan con el acompañamiento necesario para afrontar cada etapa con confianza, construyendo una relación positiva con la escuela y con sus aprendizajes.