Por: Maximiliano Catalisano
Desde que los niños comienzan a hacer preguntas sobre el mundo que los rodea, ya están dando señales de un pensamiento que quiere ir más allá de lo obvio. Fomentar el pensamiento crítico desde la infancia no es una tarea lejana ni exclusiva del ámbito escolar: empieza con pequeñas conversaciones en casa, se fortalece con preguntas abiertas en el aula y se enriquece cuando damos espacio para que opinen, duden y propongan.
En el aula, una buena manera de hacerlo es incorporar preguntas que no tengan una única respuesta. En lugar de pedir que repitan información, se puede invitar a los chicos a imaginar soluciones, comparar ideas o expresar acuerdos y desacuerdos con argumentos. Actividades como debates simples, juegos de roles, análisis de cuentos o desafíos cotidianos pueden abrir espacios donde ellos exploren distintas perspectivas.
En el hogar, el pensamiento crítico también se cultiva. Las charlas en la mesa, las preguntas durante una película o los comentarios sobre lo que ven en internet son oportunidades para acompañarlos a pensar más allá. No se trata de corregir todo el tiempo, sino de habilitar el diálogo. Preguntas como “¿por qué creés que pasó eso?”, “¿te parece justo?”, o “¿qué otra opción había?” invitan a desarrollar una mirada más reflexiva.
Los cuentos, las noticias adaptadas, los dilemas morales y los juegos de estrategia también son aliados valiosos. No hacen falta materiales sofisticados, sino tiempo y disposición para escuchar, sin apurarse a dar la respuesta correcta. Cuando los adultos se animan a pensar en voz alta y mostrar que también dudan o cambian de opinión, los chicos se sienten habilitados a hacer lo mismo.
En las primeras edades, lo más importante es el ejemplo. Si los adultos muestran curiosidad, argumentan sin imponer, reconocen errores y valoran las ideas distintas, los niños aprenden que pensar es un proceso dinámico y necesario. Y cuanto antes se inicie ese camino, más natural será incorporar el pensamiento crítico como parte del aprendizaje diario, en la escuela y en la vida.